Concluyó el periplo congresal de quienes nos representan. Congresistas de todas las bancadas hicieron un recorrido por sus provincias para tener un “acercamiento” con los problemas del pueblo que los eligió. La fecha para tal “paseo” fue del 12 al 16 de octubre.
La descabellada propuesta del congresista tacneño Juvenal Ordoñez, aprobada por el Pleno del Congreso expresa que se autoriza a una representación parlamentaria a una visita de cinco día laborales a sus respectivas jurisdicciones.
Como si fuera poco los otorongos afirman que la norma representa una verdadera reforma descentralista y democrática en el funcionamiento del Parlamento, toda vez que traslada a los parlamentarios a sus regiones y provincias del país, “acercándolos a la población”.
Nada más falso ni más iluso, estos cinco días concedidos a los parlamentarios, es el equivalente a cinco días de asueto para un estudiante de primaria, cinco días de campamento para un colegial o cinco días de práctica de campo para un estudiante universitario.
La verdadera intención, no nos hagamos, es que los congresistas gocen de cinco días cada mes, con todos los gastos pagados por el Estado, para hacer proselitismo político a su anchas. Los congresistas fueron elegidos para legislar en Lima, para eso se les pagó una onerosa cantidad para su traslado hasta la ciudad capital, pagarles cinco días para que retornen a sus provincias “a tener contacto con su pueblo” es una tomadura de pelo que los peruanos no vamos a permitir.
Las imágenes de los congresistas limeños, por ejemplo, inspeccionando las obras que se ejecutan en sus distritos ha sido una burla apoteósica, los padres de la patria vestidos informalmente revisando obras de las que no tienen la menor idea cómo se ejecutan, para qué, ni por qué.
En Cajamarca el contexto es el mismo. El proselitismo ahora tiene cinco días para hacerse, pese a las hipócritas prohibiciones que ha hecho Mercedes Cabanillas después que fue ella una de las que avivaron la norma. Políticamente es una ventaja que tienen los congresistas actuales sobre los que aspiran a una curul en las próximas elecciones. En otros países la norma no existe, es absurda y simplemente no se da, pero en el Perú… como siempre, todo pasa.
El tribuno Valle Riestra ha dicho que tarde o temprano se tendrá que derogar esta ilegal norma, que aunque haya sido aceptada por el Pleno Congresal carece de fundamento constitucional. Esperemos que sea así y que no se siga desangrando a nuestro anémico país.