La mítica tragedia del barco más famoso de la historia ha tenido como colofón la muerte de la última de las sobrevivientes de aquel viaje que pasaría a la historia como uno de los más trágicos por la magnitud del número de vidas que se perdieron en él.
A los 97 años, murió en una residencia para ancianos en Southampton, Gran Bretaña, Millvina Dean, la única sobreviviente del Titanic que seguía con vida. Dean tenía sólo 9 semanas cuando el Titanic se hundió el 15 de abril de 1912. Su madre, Georgetta, y su hermano de dos años, Bert, también sobrevivieron, pero, su padre, Bertram, no logró salir del famoso transatlántico.
La tragedia personal de la célebre mujer ha tenido un mejor desenlace gracias a la determinación del irlandés Don Mullan. En 2007, el activista retrató con su móvil a la anciana de 97 años -cuyo nombre real es Elizabeth Gladys- mientras rubricaba uno de los autógrafos que vendía por 10 libras (11,45 euros) para pagar la residencia donde vivía, imagen que después le sirvió para apelar a la conciencia del director, los actores y empresas que intervinieron en la superproducción cinematográfica inspirada en el siniestro. Este hecho desencadenó las donaciones de Leonardo Di Caprio, Kate Winslet, James Cameron, Celine Dion y Sony Music, un flotador de 30.000 euros al que Dean se aferró tres semanas antes de morir.
Hace unas semanas, los actores de "Titanic" y el director, James Cameron, donaron 30.000 dólares para ayudar a cubrir los gastos del geriátrico.
Esos 30 dólares fueron un nuevo salvavidas para la anciana que meses antes había tenido que subastar sus recuerdos de ese rescate con tal de vivir un poco más, suma irrisoria si la comparamos con los más de 1, 800.000 millones de dólares que logró recaudar el filme con la historia del Titanic.
Elizabeth Gladis, se ha llevado consigo una parte de la historia contemporánea de nuestro mundo, ha cerrado con su muerte la nostalgia infinita de la más grande tragedia en el mar debido al significado y a las esperanzas que representaba el colosal trasatlántico. Su muerte es la evidencia de que la humanidad sigue siendo egoísta, mezquina y que la soledad será siempre la compañera eterna de los seres humanos, más si estos son viejos y viven atrapados en el tiempo de una historia que más que buscar, rebusca para explotar y vender. El último salvavidas terminó por desinflarse y la muerte esta vez ya no la perdonó.