El fin de semana la Federación de Periodistas de Celendín hizo una capacitación para sus agremiados, los que suman un número importante, pues la actividad periodística en la vecina provincia se encuentra en ebullición y se emiten a diario noticieros que mantienen informada a la población. El nivel periodístico de esa provincia en particular es destacable con respecto a otras provincias y la información que emiten día a día es impecable y objetiva como no sucede en muchas provincias aún incluso en Cajamarca.
Sin embargo la buena intención de los organizadores del evento se vio ensombrecida por la participación de un personaje que desconociendo toda ética uso un artificio cómodo para pasar el tiempo en banalidades y justificar sus vacíos cognoscitivos con respecto al periodismo. Para ello no tuvo mejor idea que hablar de la competencia, hablar de los ausentes, de los que por no encontrarse allí en ese momento no podían defenderse.
La ética, esa disciplina filosófica que estudia el bien y el mal y sus relaciones con la moral y el comportamiento humano fue olvidada para dar paso a lo que en buen criollo se llama “el raje” y se hizo una cátedra de los rajes del oficio periodístico, se hizo gala de la actitud artera y vil que también puedes ser el periodismo despotricando de Panorama Cajamarquino a gusto y gana, aprovechando la distancia y la ausencia de algún miembro de esta casa editora que pueda hacer su defensa. Se prefirió ver la paja del ojo ajeno antes que las vigas del propio.
Los perros ladran, señal de que avanzamos, cita el arcaico y célebre decir de Cervantes en su monumental obra. Y la mejor manera de avanzar es evitando hacer lo que las gacetillas amarillas hacen, es decir, sacar muertos en carátula, fetos, ahorcados, mutilados o sesos sobre la sanguinolenta autopista luego de un accidente de tránsito, mujeres desnudas, alarmismo y el uso de las tres eses: Sangre, Sexo y Sensacionalismo. O recurrir de la manera más anti-ética para hacer periodismo extorsionando autoridades o bajando artículos del Internet sin que siquiera los columnistas que “escriben” para ese diario, sepan que siquiera existe un periódico en el que a diario se piratean sus columnas y editoriales.
Así como se mendiga solidaridad cuando llegan cartas notariales y se inician los procesos por las difamaciones lanzadas a diestra y siniestra de manera irresponsable, del mismo modo hay que tener la valentía para afrontar lo que se dice y ser consecuentes con lo que se hace.
Se habla mucho de hacer un periodismo excelso, pero de nada vale si al final nos comportamos como bravucones que buscan colgarse de la fama de otros medios de comunicación. Al César lo que es del César, a Dios lo que es de Dios, no ensuciemos a la prensa con injurias ni seamos llorones a la hora de tener que afrontar las cartas nortariales y los juicios, no mendiguemos solidaridad cuando sembramos discordia, la valentía no está en insultar ni en la puñalada en la espalda, la valentía está en ser consecuentes con lo que se hace y afrontar nuestros errores sea cual sea el costo que haya que pagar por ellos, no en ponerse a llorar a gritos ni en creerse mártires de la verdad como lo hacen algunos bravucones de la prensa chicha.
Los periodistas de las provincias de la región Cajamarca se merecen respeto, no les enseñemos que las bravatas son buenas cuando sabemos que después nos hacen pedir, a gritos, solidaridad, no sembremos vientos ni hablemos de los ausentes.