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martes, noviembre 17, 2009

Un día despertamos y descubrimos que alguien escribió en nuestra alma la palabra tristeza




La vida siempre suele sorprendernos con actos inesperados, un día descubrimos que a quien alguna vez llamamos amigo no lo volveremos a ver nunca más, que sus ojos se apagaron para siempre y que no volveremos a tener la oportunidad nunca más de volverlo a ver reír o a escuchar sus palabras.

La vida es breve para perder el tiempo inútilmente, a cada instante envejecemos, a cada instante morimos un poco, no vale la pena pasarse el tiempo en lamentos. Hay heridas que demoran en cerrar porque así lo queremos nosotros, somos nosotros los causantes de que nuestros propios suplicios se a crecenten y se alarguen.

Un día despertamos y descubrimos que alguien escribió en nuestra alma la palabra tristeza. Y nuestros ojos húmedos están llorosos y cansados. No nos damos cuenta que con cada lágrima algo de nosotros se va y no regresa, algo que nos impide ver más allá, que nubla nuestra vista y que puede hacernos caer.

La vida no es más larga de lo que es, nadie va a vivir más allá de lo establecido, nadie puede burlar a ese instante en que nuestro corazón se detenga y nuestra alma quede libre. Es mejor vivir en medio de la risa y del amor.

Yo había buscado la senda de mi hijo por muchos meses, años. Y dejé un camino húmedo con el llanto de la ausencia y de la pena. No podía ver más que las cuajadas lágrimas del tiempo retornando a cada instante a mi mirada. Un día descubrí que debía secar esa pena de mi alma y empezar a ver más allá. Hoy camino hacia mañanas nuevos, hacia días nuevos y sé que pasará lo que tiene que pasar.

Los miedos no son buenos, son nuestros demonios interiores que nos atan, nos frustran y nos hacen callar. Un grito es hermoso cuando rompe la indiferencia, un abrazo es noble si es verdadero, un te quiero intenso si es transparente.
Para vivir alegre, procura ser útil a los demás. La mayor felicidad es sentirse útil. Aprovecha todas las ocasiones para hacer el bien. No dejes pasar la ocasión. Esta ocasión ya no vuelve a repetirse. Quizás otra sí. Pero ésta no. Ocasión pasada, oportunidad perdida.
Procura hacer siempre bien todo lo que tienes que hacer. Al menos hacerlo lo mejor que sepas y puedas. Y hecho esto, quédate alegre y feliz; cualquiera que sea el resultado.

No hay nada mejor en la vida que estar bien con uno mismo. Pase lo que pasé, nada te hará daño. Para hacer siempre todo bien podríamos pensar que hoy es el último día de nuestra vida. Y mañana cuando despertemos daremos gracias por tener un día más.

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