El término figureti se ha hecho parte del habla peruana, a menudo se suele usar como un adjetivo calificativo que denota el afán extremo de querer figurar, sobresalir o destacar sobre el conjunto de mortales. Un figureti es aquel personaje que busca protagonismo y saca tajada de toda ocasión para ello. Busca el espacio para poder exhibirse, el ego es su emblema, su razón de vivir.
En el Perú ejemplos de estos especimenes sobran desde políticos que buscan ser la atracción del momento con las más excéntricas estrategias de marketing, hasta llegar a las más inusuales situaciones. El reciente conflicto suscitado en la Amazonía a hecho que esa pléyade de personajes salgan a luz, brillen con luz propia como luciérnagas en una noche oscura en la que se encuentra nuestro país.
Dos especimenes notables de este rubro, se enfrascaron en una lucha tenaz usando el tema de la selva como caballito de batalla, la congresista aprista Luciana León y la actriz peruana, Q'orianka Waira Qoiana Kilcher, más conocida como la Pocahontas peruana. El afán de figurar de la estrella de Disney la hizo venir al Perú con su séquito de guardaespaldas y defender un tema del que demostró desconocimiento absoluto, no sabía cuales eran los decretos, mucho menos lo que decían. Insultó a la prensa, insultó al presidente. Insultó a los peruanos y se regresó campante a Norteamérica.
Por su parte la congresista Luciana se enfrascó en una guerra de indirectas que la dejaron malparada, pues la Pocahontas ante el absoluto desconocimiento que le atribuía la congresista de los peruanos, no tuvo idea más sagaz que responder “Estoy enterada de lo que pasa en el país, sé por ejemplo que tu papi está en la cárcel acusado de corrupción, por haber vendido la selva” respondió la peruanísima Hollywoodense.
En Cajamarca los políticos que hacen méritos para llevarse el poco honroso galardón de figureti no son pocos, hay algunos que se pasean cada noche de canal en canal, saltapericos de los programas televisivos que siempre les dan una chance para lucir sus díscolos argumentos. Otros son bailarines incansables y hay hasta quienes pretenden ser donjuanes de barrio.
El hombre tiene el ego indomable, el ser humano es por naturaleza egocéntrico, desde el niño que quiere ser el centro de la atención por que tiene un juguete nuevo (Quico), hasta el vecino que alardea por el auto nuevo, la esposa recién operada de una cirugía en su flácida anatomía o el perro de raza que suele vivir mejor que el mismo dueño.
El figuretismo, es un mal enquistado que divierte, que entretiene y que está ligado al hombre estrechamente. Hay figuretis en cada calle, en cada barrio, en cada pueblo y en nuestra patria su existencia gregaria es inquebrantable, se alimenta con los detalles diarios y es la razón de vivir de muchos seres humanos.