• Se trataría de uno de los primeros poemas del vate
santiaguino.
Pese a que aun no se ha
presentado el libro “La Poesía en el Periodismo Cajamarquino” de los autores
Evelio Gaitán y Carlos León ya ha marcado un hito con la publicación de un
poema que no figura en ninguno de los libros publicados por César Vallejo y que
constituye uno de los hallazgos más importantes en la literatura peruana en los
últimos tiempos.
Se trata del poema
titulado “Indiecita”: Indiecita que caminas/ sin saber a dónde
vas/ por quebradas y colinas/ ¿Por qué siempre triste estás?/ En tus ojos hay
arranques/ nostalgiosos de la luna, y en tus pies con toscos llanques/ todo el
frío de la puna./ Con tu rueca en el camino/ vas hilando y vas fingiendo/ esa
rueca del destino/ que tu historia va tejiendo./ Indiecita que caminas/ sin
saber a dónde vas,/ ¿tus miradas peregrinas?/ Débil eco mudo y triste/ de otros
tiempos que pasaron/ tú no sabes lo que fuiste./ Unos blancos se llevaron/ todo
el oro de tus minas/ y por eso pobre estás/ indiecita que caminas/ Sin saber a
dónde vas./ Tú naciste dolorida/ resignada pero fuerte;/ tú no sabes de la
vida/ tú no sabes de la muerte,/ pero vives la dulzura/ de vivir sin saber
nada/ como el cóndor en la altura/ como el río en la quebrada,/ como siempre
vas a pie,/ ignorante de tu herida/ oye aquesto que yo sé/ el camino de la
vida/ más que flores tiene espinas/ y mejor… mejor no sepas más/ indiecita que
caminas/ sin saber a dónde vas.
La factura de un Vallejo
juvenil es clara, el poema evidencia los rasgos de la poesía primigenia de
Cesar Vallejo en sus comienzos, antes de 1918 en que publica “Los Heraldos
Negros” los términos nostalgiosos y aquesto merecen una profunda lectura
comparativa con el Vallejo de los Heraldos negros- Si bien el periódico en el que fue publicado:
El Cumbe – Diario Informativo- Año III, Cajamarca 28 de julio de 1939. Nº 975.
Sección Página literaria corresponde al año siguiente a la muerte de Vallejo en
País, este debió llegar a la redacción del diario a través de uno de los amigos
entrañables que tenía Vallejo en Cajamarca y que constantemente retornaban al
hogar materno (Véase Vallejo y los cajamarquinos). Una de las amistades más
solidas que tuvo con un cajamarquino fue con Oscar Imaña Sánchez, Hualgayoquino
cuyo apego a Vallejo se demuestra a través de la correspondencia que sostenían
cuando César Vallejo estuvo en prisión.
Oscar Imaña por su parte,
era un poeta renuente a publicar, lo que podría explicar que en uno de sus
viajes haya preferido dejar en el diario un poema de Vallejo y no uno suyo,
además de rendir un homenaje al amigo muerto.
Cuando Vallejo viaja a
Paris, Imaña pasa muchos años en Cajamarca donde traba amistad con el padre de
la poetisa Socorro Barrantes, Imaña ejerció como juez en la Corte Superior de
Justicia de Cajamarca por muchos años y sus vínculos con los intelectuales y
medios impresos de la época eran evidentes.
El poema “Indiecita” tiene
mucha simetría en la estilística a aquel que fuera catalogado como el primer
poema Publicado César Vallejo en noviembre de 1911 en “El Minero Ilustrado” de
Cerro de Pasco. El soneto es el siguiente:
El día toca a su fin. De
la cumbre/ de un enorme risco baja el rebaño/ pastor garrido, que con
pesadumbre/ toca en su quena un yaraví de antaño./
El sol que lento cae, con
su lumbre/ da un tinte de misterio y de tristeza/ a un campo de solemne
soledumbre./ La aura pasa suave. La noche empieza./ La choza pastoral está a la
orilla/ de un río de corriente silenciosa;/ hila en la puerta una india
candorosa.
Después los labradores de
una cuadrilla/rendidos se recogen a la choza./ Da las seis un reloj de la
capilla...
Corresponderá a los
estudiosos de la obra de Vallejo hacer un análisis más profundo de este
hallazgo que ha sido hoy develado para el mundo y desempolvado del olvido.