La ministra Ana
Jara llegó a Celendín el martes en medio
del rechazo de activistas antimineros que al saber de su llegada convocaron a
una protesta en contra de la representante del Estado. Los activistas olvidaron
que la inauguración de un Centro de Emergencia Mujer (CEM) en la provincia
garantizaba la tranquilidad de las mujeres de ese pueblo – recientemente violentadas por
las hueste de Ollanta Humala que estuvieron acantonadas en el lugar por un
espacio de más de dos años y que han dejado embarazadas a varias adolescentes,
quizás sea preferible tratar de tapar el sol con un dedo, pero eso en realidad
es imposible, ni Defensoría ni el Ministerio Público de esa ciudad hicieron
nada al respecto, pese a las reiteradas denuncias, hoy es demasiado tarde para
lamentarse-
Hace unos meses una
escandalosa denuncia salió a luz, un médico de EsSalud violó a una niña de 14 años
que además era su paciente en Celendín, pese a la denuncia de la menor y del
padre de la misma, el Ministerio Público concluyó en que se trataba de una
relación consentida, es decir, el médico de EsSalud, que además tenía familia -esposa
e hijos- “estaba profundamente enamorado de la niña y había tenido
relaciones con la menor con su consentimiento”. La anuencia cómplice del padre
de la menor que prefirió “transar” sumada a la complicidad de las autoridades
de EsSalud y del Ministerio Público dejó el tema en el olvido.
Si en Celendín
hubiese habido en ese momento instituciones como las que la ministra de mujer
inauguró, ese tipo de hechos delictivos no hubiesen quedado impunes y hoy los
autores estarían donde deberían estar: en la cárcel.
Sin embargo la
visita de Ana Jara, Ministra de la mujer, trajo un trasfondo lamentable. No es
novedad que el Estado ahora se preocupe por Celendín, desde que Conga apareció
en el tapete el gobierno tuvo un afecto sospechoso por Celendín y de pronto
empezaron a llegar ministros y un súbito amor empezó con la olvidad provincia.
La estrategia del gobierno no solo es torpe, sino que es violenta. Luego de la
visita de la ministra, al día siguiente se empezó a hacer la entrega de regalos
a la población de Celendín: nada menos que relojes, artefactos, radios,
televisores y una serie de obsequios para quedar bien con la población, el
encargado de hacer las veces de Papá Noel en abril fue nada más y nada menos
que el gobernador de la provincia. Como es lógico las colas surgieron y en
medio de ellas las disputas, de tal manera que la policía tuvo que intervenir y
hasta hizo uso de la fuerza bruta golpeando a indefensas mujeres que
denunciaron los hechos entre lágrimas.
Resulta paradójico
que Ana Jara, ministra de la mujer, busque frenar la violencia hacia la mujer
con un nuevo centro lleno de abogados y psicólogos para defender a las mujeres
y que sea ella misma la causante de las primeras víctimas de violencia.
Las torpezas del
gobierno se siguen sucediendo de manera reiterada, una vez más queda claro que
Ollanta es un militar pero no un estratega, lo errores continuados de su
gabinete dejan en claro que el gobierno peruano es un lastre.
El ahínco que se le
pone a la ayuda a los pueblos como Celendín sería mejor canalizarlo entregando
el dinero del programa Juntos a quien lo merece y no a tanto a zángano que
logró inscribirse por afinidades políticas, igual que sucede con la pensión 65.
Mientras Ollanta siga regalando –cual
enamorado-. Ositos de peluche, su política en la solución de conflictos
estará condenada al fracaso. Mientras siga a Dios rogando y con el mazo dando,
seguirá siendo criticado y detestado por un pueblo que cada día cree menos en
ía cree menos en él.