La vida de este personaje, está muy ligada al Virrey don Manuel Cayetano de Amat y Junient. Este, nació en Bacaressas (Barcelona) en 1700. Descendiente de nobles, José Amat y Planella, Marqués de Castell Bell y doña María Junient y Vargas, Marquesa de Castell Manyá.
Muy joven, con apenas 11 años de edad, ya se había enrolado en las tropas reales que combatían a los rebeldes de Cataluña. Poco después, formaría parte de los ejércitos que lucharon contra las fuerzas francesas en Aragón; llegando a obtener el grado de Mariscal de Campo, por el valor demostrado en su ascendente carrera militar.
Poco antes de ser nombrado Virrey del Perú, fue nombrado Gobernador de Chile, cargo que ejerció entre 1755 y 1761; año en que también fue ascendido a Teniente General.
Desde 1761 hasta 1766, estuvo en el Perú y aparte de las importantes disposiciones militares que realizó, motivadas por la guerra que España mantenía con Gran Bretaña, dicen que era trabajador infatigable, que se preocupó mucho del ornato de Lima, iniciando la construcción de diferentes obras públicas. Por otro lado, aparte de tener una personalidad de militar implacable; fue muy aficionado a las reuniones y tertulias, las que disfrutaba en palacio a donde llegaban los artistas de aquellas épocas.
En una de aquellas noches, apareció una artista mestiza de un teatro de Lima, quien era bailarina y cantante de privilegiada voz, llamada Micaela Villegas Hurtado. Muchos la conocían como “Miquita” y a pesar de no ser muy agraciada, era una mujer de gran simpatía y encanto, lo que cautivó al ya sexagenario Virrey. Este, más tarde la llamaría “Perricholi”, nombre con el que fue conocida por siempre.
El Virrey solía pasear en su lujosa carroza y a su lado siempre iba la Perricholi. Otras veces, iba ella al lomo de un brioso caballo, siguiendo la carroza. Estos paseos, motivaban los chismes de la encopetada sociedad limeña.
Micaela Villegas, “La Perricholi” indirectamente propició muchas de las obras que el Virrey mandara erigir en la Lima de antaño, que hasta hoy le dan prestancia, ya que fueron hechas en honor al amor que éste le profesaba.
Allí están como mudos monumentos, escenarios de una bella época, "La Quinta Presa", una casona campestre señorial de mediados del siglo XVIII, a donde asistiera constantemente a fiestas y recepciones acompañada del Virrey.
La Alameda de los Descalzos, paseo rodeado de fina verja toledana, con amplios jardines llenos de árboles y plantas. En la vereda principal, había mandado colocar estatuas de mármol con figuras de la mitología griega, hechas con puro mármol de Carrara. Se dice que la hizo construir, en frente de un convento donde vivía su amada, para que sosegara sus horas de aburrimiento.
El Paseo de Aguas, en el Rímac, la que según otros relatos históricos, motivó su construcción una promesa que la Perricholi hiciera al Virrey. Dicen que cuando éste le profesó su amor, pidiéndole que fuera su amante, ella le respondió que lo haría cuando él pusiera la Luna a sus pies. El virrey, ingeniosamente ideó la construcción de sus arcos de estilo francés con una amplia fuente que pudiera servir como espejo y reflejara el firmamento en sus aguas.
Terminada la obra, esperó pacientemente una noche de Luna Llena, para invitar a su amada a dar un paseo y llevándola de la mano hasta el borde de dicha fuente, le susurró al oído, “...hoy pongo la Luna a tus pies”.
Se cree que fruto de esos amoríos, fue Manuel d'Amat y Villegas, quien fuera uno de los firmantes del Acta de la independencia del Perú, el 28 de julio de 1821.
La vida de este personaje, dio argumento a varias obras teatrales como la opera “La Perichole”, original de Jacques Offenbach, estrenada en 1868, así como la película “Le carrosse d´or” de J. Renoir.
Los amores terminaron cuando el Virrey partió de regreso a España. La Perricholi, ingresó a un convento de Monjas Carmelitas en Lima, donde falleció el 16 de mayo de 1819.