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lunes, abril 11, 2011

Crónica de una muerte anunciada


  •          El Apra rumbo al exterminio


La Elecciones Generales  del día de ayer han confirmado una realidad que es el resultado de las políticas improvisadas que se aplicaron en las últimas décadas. La sociedad peruana se cansó de ser una masa manipulada y ha votado por el cambio. Y cuando hablamos del cambio, me refiero a un la elección de políticos no convencionales ni tradicionales, sino a opciones nuevas que precisamente por eso no tienen mayor antecedente ni experiencia en gobernar.

Los resultados han sido desastrosos para el partido de la estrella, el hecho de que no presente un candidato presidencial y sus pugnas internas de los meses previos a esta elección ya  daban cuenta de su muerte anunciada. Los peruanos estaban cansados de las acciones inconsultas que se aplicaron en el gobierno aprista y que han desengañado a su electorado.

En las penúltimas elecciones el APRA descubrió con amargura que el sólido norte no lo era más y que la cuna de su líder histórico le había dado la espalda radicalmente por primera vez. El pueblo que forjó la doctrina aprista y que inspiró la fundación de uno de los partidos más grandes de la historia del Perú le había retirado su confianza y lo convirtió en un partido casi etéreo.
Solo cuatro curules habría obtenido el partido aprista Peruano en estas Elecciones Generales 2011, cuatro de ciento treinta, apenas un 6.5% del total, lo que lo convierte en un partido marginal y sin representatividad en un Congreso de la 
República que renovará en gran parte su rostro.

Si Víctor Raúl Haya de la Torre estaría vivo se volvería a morir al ver los resultados desastrosos que ha obtenido el APRA en esta lid electoral. Si bien superó la valla electoral, lo hizo a las justas y sin ningún protagonismo, el gran perdedor de los partidos políticos tradicionales del Perú ha sido el APRA.

Tarde o temprano las consecuencias de sus guerras internas tendrían que pasarle la factura. Sus conflictos domésticos trascendieron y se hicieron públicos y las escaramuzas que habían a diario entre las cabezas del aprismo ya evidenciaban que la unión y disciplina solo eran parte de un discurso venido a menos.

Los partidos políticos, como todo en este mundo, nacen, crecen, se reproducen y mueren. La consabida frase “el Apra nunca muere” parece hoy más distante que nunca. El Apra engendró muchos movimientos políticos durante su existencia, pero parece que hoy su muerte es un hecho, su ciclo ha concluido. Mientras tanto cuatro congresistas asumirán su fantasmal existencia el próximo mes de julio y al parecer ninguno por Cajamarca.

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