De un tiempo a esta parte
Cajamarca se ha convertido en una ciudad cosmopolita y con ella apareció una
diversidad de canes finos, de raza, que son lucidos por sus propietarios sin
tener la mayor consideración por los transeúntes que son expuestos a ataques y
mordeduras por la negligencia de sus dueños.
Los propietarios sacan a
sus perros a las calles a que, so pretexto de pasearlos, hagan sus deposiciones
en cualquier lugar y generan un malestar en el vecindario, sin contar que
representa un foco infeccioso y de salubridad pública que nadie ha tomado en
cuenta. No existen multas ni sanciones para los infractores y las calles de
Cajamarca están atiborradas de mojones.
Recientemente la
Municipalidad del Rímac emitió la ordenanza Nº 288, que fija en S/. 3,800 la
multa para las personas que no limpien las deposiciones de sus mascotas en la
vía pública, jardines, pasajes y cualquier lugar destinado al tránsito de
peatones, ejemplo que debería ser imitado por la Municipalidad Provincial de
Cajamarca en bien de la población.
No vamos a pedir lo que
sucede en otros lugares del mundo en donde existen hasta baños para tales
fines,- La municipalidad de Barranco, por ejemplo, instaló hace meses unos
dispositivos en los parques y calles para recoger las heces de los perros y no
contaminar el ambiente- pero con el hecho de sancionar a los
propietarios ya se haría bastante y la población agradecería la medida.
Uno de los ejemplos más
lúgubres y patéticos es el jirón Amalia Puga en todos sus extremos. La intersección
de los jirones Hualgayoc y Amalia Puga, es decir, en la puerta misma del camal,
representa un triste espectáculo por lo que a lo mencionado se suma el
estiércol de los animales que a diario llegan a ser sacrificados en el camal.
La Plaza de Armas de
Cajamarca es otro claro ejemplo de contaminación. Los inconscientes
propietarios llevan a sus mascotas a que realicen sus deposiciones ante la
mirada de los vigilantes y guardianes de nuestra principal e histórica plaza.
El ejemplo antecedido por
la Municipalidad del Rímac representa la toma de conciencia de un municipio
ante un hecho que afecta a los vecinos y que debería someterse a consideración
por nuestras autoridades, así como una ciudad limpia no es la que menos se
barre, sino la que menos se limpia, también las sanciones podrían contribuir a
poner fin a este problema que atañe a todos los cajamarquinos.