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martes, octubre 09, 2012

¿Me da una bolsita para llevar?



Estamos en un almuerzo y una amiga pide una bolsita para llevar los restos del suculento almuerzo que al margen e ser una exquisitez, resulta un exceso grotesco debido a las proporciones del mismo. Mi amiga se incomoda un poco al sentirse observada por pedir la ya famosa bolsita en la que se llevará la comida que  no ha podido terminar y aquella que queda en la mesa y que nadie tuvo la decencia de probar siquiera. Lo que acaba de hacer me parece una maravilla en un mundo en donde el hambre domina continentes y se desperdicia una cantidad inmensurable de comida diariamente.

Según algunas proyecciones la población mundial para el 2045 será de 9000 millones de personas, lo que obligaría a duplicar la producción de alimentos. Esto significa además cambiar los patrones de consumo, porque hoy se desperdicia una importante cantidad de comida.

Según NatGeo, para el 2045 habrá 9 mil millones de personas en el mundo, lo que obligará a duplicar la producción de alimentos.

Reducir las pérdidas de alimentos es un modo de combatir el hambre y mejorar la economía en todos los eslabones de la cadena alimentaria, después se habla de ayudas a los países más desfavorecidos que no pueden alimentarse, simplemente con una buena gestión, obtendríamos un excedente para ello. Es evidente que tirar 1.300 millones de toneladas de alimentos cada año- como sucede hoy en día- , tiene un importante impacto para la seguridad alimentaria, el desarrollo económico, el respeto del medio ambiente, la gestión de los recursos energéticos, etc. Las pérdidas alimentarias fluctúan dependiendo de la situación de cada país, pero el común denominador es que en todos se deben mantener bajo mínimos estas pérdidas por el bien de todos y el bien del planeta en general, tirar alimentos es desperdiciar recursos, tierra, agua, energía e insumos, a esto añadamos las pérdidas económicas y las emisiones contaminantes innecesarias que se realizan.

Los expertos en su informe plantean una pregunta: ¿Cuánta comida se pierde en el mundo en total y cómo se puede prevenir esta pérdida?, actualmente son preguntas que no pueden recibir una respuesta concreta y exacta, queda mucho por investigar, pero con los datos que nos han facilitado previos y sobre una parte del mundo, podemos hacernos una idea, el desperdicio es brutal.

Sean alimentos frescos como las frutas y hortalizas, o alimentos envasados, se desperdician una cantidad de alimentos equivalente a más de la mitad de la cosecha mundial de cereales, no sólo es lamentable, es una verdadera vergüenza y más sabiendo las necesidades que se pasan en muchos países. La verdad es que entristece profundamente conocer este tipo de datos, y no hay que obviarlos, después estamos hablando de introducir alimentos transgénicos para garantizar la seguridad alimentaria y resulta que producimos mucha comida, pero no sabemos gestionarla. Es necesario replantearse un cambio de política y puesta en marcha de medidas que permitan reducir el volumen de alimentos que se tiran a la basura. Como decíamos, no sólo se debe pensar en el aumento de la producción alimentaria, también es necesario desarrollar un plan de gestión adecuado.

Resulta demasiado complicado a los restauranteros, a los banqueteros y a los hoteleros,  el hacer arreglos para que la comida que les sobra, sea entregada a los desamparados, por eso prefieren votarla. Y lo mismo pasa con los supermercados. Fruta, verdura, carne, etcétera, es prácticamente tirada a la basura, simple y sencillamente porque “Ya no tiene buen aspecto” o porque “ya comienza a verse mal y puede ya no ser atrayente a la clientela”. Pero es comida en buen estado, tanto nutricional, como en caducidad, sabor, color, olor, etcétera.

Y de nosotros, ni que decir, nos morimos de vergüenza para pedir esa bolsita para llevar, comida que la podemos compartir con quien la necesita o que simplemente podemos disfrutar en otro momento. Nuestras taras más profundas hacen mucho más daño que bien a un mudo que agoniza y que se muere de hambre y de sed.

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