Desde que surgió el
conflicto minero por Conga mucha agua ha corrido bajo el puente y no
precisamente el agua a la que tanto se alude. Ha quedado desmentido que el tema
de la ausencia de lluvias era el problema de la falta de agua. La temporada de
lluvias ha empezado y tenemos menos agua que antes.
Se pueden decir
muchas cosas ahora, esgrimir argumentos nada convincentes como culpar a los
malos vecinos que riegan sus jardines o a aquellos que lavan sus carros, pero
esa mentira en verdad ya no funciona y no va conseguir engañar ni siquiera a un
niño. El problema del agua es más álgido y no podemos seguir auto engañándonos.
Si apelamos a la
gran verdad podríamos decir que la falta de agua es un problema universal y que
eso lo explica todo, pero tampoco nos satisface ese argumento. Hay un tema más
profundo que abarca episodios dramáticos de comunidades enteras y de zonas
urbanas que no tienen agua por días.
Mientras tanto el
Conflicto de Conga sigue echando raíces en lo más profundo. Hace casi un año
que estamos sumergidos en este problema sin visos de solución, dos gabinetes se
cayeron gracias a las constantes intransigencias de ambas partes. El gobierno
no supo poner orden y dejó que se enquiste la displicencia de quienes pugnan
por una causa política. El gobierno creyó que lo de Conga se podía controlar
con miles de gendarmes disparando a diestra y siniestra, declarando y re - declarando
estados de emergencia; la fórmula no le funcionó y el resultado fue las muertes
inútiles de ciudadanos civiles ajenos al conflicto – incluyendo un niño celendino-
Se sigue incidiendo
en la tozudez bárbara de que la solución al problema la tenemos a la mano, pero
en realidad no hay una voluntad ni del gobierno ni de quienes pugnan por el
cierre definitivo del proyecto. Cada día hay una nueva jugada con giros
inesperados que no dan resultados a nadie y ya casi por un año esta partida de
ajedrez se ha mantenido en “tablas”, es verdad que hay y hubo jaques pero que
ambos supieron manejar con argucia.
El gran problema de
esta enredada partida de ajedrez que ha resultado el conflicto de Conga es que
a diferencia de una partida normal, aquí cuando mueren los peones son seres
humanos y cuando los jaques afectan al estado se convierten en jaquecas
fiscales que golpean las inversiones y por ende la economía de la patria.
Se cambian las
piezas, se cambian los escaques, los alfiles se desplazan desde todas partes y
por todos los medios, aquí todos cumplen un rol y nadie permanece ajeno. A
diferencia de una partida con 32 piezas entre blancas y negras, en este tablero
hay miles de peones, de alfiles, de caballos, de torres y a diferencia de los
torneos parece que aquí hay todo el tiempo del mundo para acabar esta partida- que no tiene cuando acabar-.
Después de un año
seguimos entrampados en lo mismo, los policías rondan desconfiados las
esquinas. La gente ronda desconfiada entre calles y avenidas.
Mientras grupos de
peruanos se miran frente a frente, unos con fusiles y otros con hambre y sed,
ambos comparten un mate tibio frente a una laguna, mientras otros dictan los
próximos movimientos que hay que hacer en esa gran partida de la vida y de ajedrez
y también quizás hasta deciden quienes son los próximos que deben morir.
En el ajedrez como
en la vida… nunca se sabe hasta que no se escucha el jaque mate.