La Policía del Perú
fue vejada ante millones de televidentes no solo del Perú, sino de todas partes
del mundo en donde se transmitieron las imágenes de los actos vandálicos en
donde una turba de delincuentes a sueldo se enfrentaban con la policía y
trajeron abajo un improvisado operativo que tiene más de un responsable y que
merece las sanciones debidas.
Las imágenes del
primer operativo nos dejaron absortos, la brutalidad con que atacaron a un
joven policía a caballo fue registrada por los periodistas que cubrían la
noticia y que, valientemente rescataron a los policías abandonados, inermes e
inertes cuando la turba enloquecida pretendía victimarlos.
La escena dantesca
nos explica con claridad que la improvisación ha sido el motivo fundamental del
fracaso en un operativo que según ha dicho la alcaldesa de Lima, Susana
Villarán, había sido coordinada con antelación y por lo tanto se supone que
había toda una estrategia para alcanzar el éxito del operativo. ¿Qué
pasó con los grandes estrategas de la PNP?
Las escenas de la
toma de La Parada ha mostrado claramente la pésima organización que a nivel
policial tenemos, es la prueba irrefutable de por qué perdemos diariamente una
guerra en el VRAEM en la que casi a
diario mueren jóvenes suboficiales; si nuestras fuerzas armadas no
pueden enfrentarse a una turba de delincuentes con armas “hechizas” y con
avellanas, mucho menos podrán hacerlo en la selva contra grupos armados de
terroristas que tiene alto poder bélico, modernas armas y que conocen el
terreno como la palma de su mano.
Las denuncias que
antes ya se habían hecho sobre la precariedad en la que se realizan los
operativos en el VRAEM, en los cuales los policías hasta tenían que comprar sus
propias municiones, guantes, gorras y hasta armamento han quedado evidenciadas
de modo innegable. Nada se gana castigando a quienes denuncian hechos
verdaderos en bien de la institución. Nuestra policía nacional adolece de
graves problemas logísticos y es hora de reformular los conceptos de quienes la
dirigen y creen que el hecho solo radica en la disciplina y la formación pseudo
castrense, - porque con la rapidez que se forjan las actuales promociones, esta ha
venido cada vez a menos, como se ha podido demostrar en denuncias en el ámbito
nacional-
Por el momento la
alcaldesa de Lima ya se lavó las manos sobre los hechos y le pasó la factura a
la Policía Nacional, expresando que ella tiene la responsabilidad
administrativa y política y que lo otro es competencia de quienes organizaron
el operativo frustrado de un inicio y el exitoso del día sábado – Si
es que se puede llamar exitoso a que más de tres mil policías reduzcan a un
grupo reducido de hampones con un saldo de dos muertos y varios detenidos” –
A la crisis de
logística policial para este tipo de lides se suma los paupérrimos sueldos que
perciben la mayoría de sus miembros, la falta de posibilidades de mejorar su
modo de vida dentro de la institución y el olvido al que pasan cuando son
víctimas de ataques o acaban paralíticos luego de las campañas organizadas por
mentes no muy prodigiosas que las llevan como carne de cañón a las fauces el
enemigo.
Ollanta Huamala ha
preferido hacerse el enojado y decir que la prensa transmite solo violencia, en
realidad esta avergonzado por el papelón. Los hechos sucedidos en La Parada
deben servir de reflexión para hacer una retroalimentación de cómo se está
manejando la institución policial y evitar en operativos sucesivos ser
humillados por gente con palos y con hondas que hacen trizas a nuestra policía ante
los ojos del mundo.