A Leslie y Azul y a las
voces que me dieron.
El Congreso de la
República aprobó el 20 de setiembre de 1862 la ley por la cual se crea la
provincia de Celendín, norma que fue promulgada por el presidente Ramón
Castilla el 30 de setiembre de 1862, durante su segundo mandato.
Recientemente Celendín celebró sus 150 años como
provincia. La historia moderna de Celendín empieza con la fundación política de
la ciudad, el 19 de diciembre de 1802, gracias a los esfuerzos previos del
obispo de Trujillo Baltazar Jaime Martínez de Compañón y Bujanda, quien empujó
el proceso de compra de una hacienda por sus arrendatarios (1783 después de su
paso por Hualgayoc y Bambamarca), lo que culminó con el surgimiento de la
actual población en una hermosa planicie única en su género.
La ciudad fue levantada sobre un trazado "a
cordel" del ingeniero José Comesana, quien planificó calles rectas y
manzanas de 80 varas por lado, lo que dio como resultado una ciudad hermosa y
serena, de calles impecablemente regulares, el famoso damero o tablero de
ajedrez al que Celendín ha sido tantas veces comparado.
Es un misterio el origen de muchos de los fundadores del
pueblo. Se sospecha, por los apellidos y rasgos culturales, que en algunos
casos se trataba de descendientes de familias galaico-portuguesas, tal vez de
raíz judía o judío conversa.
Durante la época colonial, desde fines del siglo XVII y a
lo largo del siglo XVIII, muchos judíos sefarditas que habían sido expulsados
de España pasaron a América, ya sea por su cuenta o por cuenta de Holanda, que
tenía planes de colonización en América del Sur e intentaba apoderarse de
Brasil, empresa que fracasó.
Según una teoría en torno a los orígenes étnicos y
culturales de Celendín, un grupo de judíos portugueses llegó hasta la zona en
el siglo XVIII, se enamoró de la región y decidió quedarse.
Hoy por hoy Celendín es la provincia más destacada de
Cajamarca y debido al conflicto surgido por el proyecto minero Conga su nombre
se ha escrito en los diarios de todo el país, se ha pronunciado en todas las
emisoras del Perú y del mundo y su fama una vez más ha cruzado las fronteras más
insospechadas.
La mujer celendina es la de mayor belleza de la región,
la calidad y la fecundidad de sus
escritores y artistas siempre han destacado y han trascendido a las páginas de
la historia además de sus héroes y de sus afamados sombreros y el más sabroso
chocolate del norte peruano.
Celendín a lo largo del tiempo ha demostrado ser un
pueblo de gente noble pero de arrebatada virulencia cuando ve mellados sus
derechos o vulnerados su principios, hablar de Celendín, es hablar de uno de
los rincones por los que el tiempo se detuvo para dejar caer sobre este pueblo
la dignidad de otros tiempos y la grandeza de una estirpe ya extinta.
Hace unos meses lamentablemente sus calles se vieron
manchadas con sangre debido a las balas fratricidas de fusiles traidores,
cuatro nuevos héroes surgieron entonces mientras por las calles los despedían
miles de celendinos respirándoles en las nucas a los gendarmes y respirando en
los cañones de las metralletas que los apuntaban. Ellos sin temor los miraban
inermes, abandonados.
-Celendín es un pueblo en el que no he nacido, pero que
lo siento desde la sangre, “El Cielo Azul del Edén”, Azul, como mi hija de
cuatro años que estudia en un jardín de infancia de esa ciudad divina, Azul
como la mirada de Luz, la mujer que conocí y con la que decidimos unirnos para siempre un día, Azul como la
esperanza de Leslie, mi hija mayor, quien siembra días nuevos en mi vida –
Celendín es un pueblo de calles delineadas, de hombres y
mujeres con vidas delineadas, de costumbres rectas como sus calles y de gente
buena como no la hay en ninguna otra parte del mundo.