La frase: “salió
con su domingo siete se ha hecho tan sonada que es una denominación ya popular
y consensuada para referirse a un embarazo no deseado. El colectivo lo asumió
así hace mucho tiempo y como un acuerdo universal ha servido para referirse al
acto mencionado como el domingo siete.
Hay quienes le
atribuyen un significado de mala suerte, como si se tratase de un día en que el
infortunio podría estar más que nunca de nuestro lado, que la mala suerte se
levante y se acueste con nosotros. En realidad se trata solamente de
especulaciones sin fundamento, muchas veces basadas en leyendas populares sin
mayor trascendencia.
Siendo siete los
días de la semana, es lógico que a uno de ellos le corresponda el número siete
en algún momento. El consenso popular ha querido satanizar la fecha y hacerla
trágica y muchas veces coincide debido a la expectativa mayor que en ella hay,
pero las tragedias suceden un día cualquiera… lunes, martes, miércoles, jueves,
viernes, sábado o domingo, indistintamente. Y los embarazos no deseados de
igual manera.
Hablar de embarazos
no deseados, es hablar de adolescentes de 11 a 17 años – aunque no siempre, pues pude
suceder a cualquier edad- que,
de la noche a la mañana, despiertan siendo mujeres, de matrimonios apresurados
y poco durables, de crisis económicas personales o de pareja y de afecciones
graves de salud tanto para la madre como para el pequeño.
En el adolescente,
repercute en su esfera social y familiar, sobretodo si es menor de 15 años. El
embarazo no planeado puede provocarle serios trastornos biológicos e
interrumpir su proyecto educativo. La necesidad de ingresar a un trabajo,
generalmente mal remunerado, surge sin remedio; y la censura social en su
contra y la de su familia puede llegar a convertirse en moneda corriente.
Una vez que la
menor conoce la noticia, las consecuencias son diversas al igual que sus
opciones. Es una realidad que pesa, les duele y las tortura psicológicamente.
No todas las menores embarazadas se atreven a dar la cara ante su familia y, a
una sociedad acostumbrada a la crítica vecinal, al chisme y al señalamiento.
Generalmente son estos sentimientos de culpa, entre otros motivos, los que han
orillado a niñas y mujeres a recurrir al aborto u otras alternativas igual de
preocupantes.
Entre otras está la
adopción o permanecer en la soltería para crear una familia disfuncional;
existe también la posibilidad de un casamiento pero bajo el riesgo creciente de
un fracaso. Finalmente, la decisión que ella tome siempre dependerá del apoyo
que tenga de su pareja, su familia y de la misma sociedad, pero eso
definitivamente, nada tiene que ver con la mala fama que se le atribuye al
domingo siete.