La tristeza es un
sentimiento, una de las muchas emociones humanas normales, o estados de ánimo
que tenemos todos. La tristeza es la emoción que sentimos cuando hemos perdido
algo importante en nuestra vida, cuando nos ha decepcionado algo o cuando ha
ocurrido alguna desgracia que nos afecta a nosotros o a otra persona. Cuando
nos sentimos solos, a menudo nos sentimos tristes.
Cuando uno está
triste, es fácil que el mundo parezca oscuro e inhóspito, y que no haya nada
que nos haga ilusionar. Es posible que el dolor que sentimos en nuestro interior
no permita que aflore el buen humor habitual.
Cuando se está
triste, es posible que tengamos ganas de llorar, y a veces resultará difícil
contener las lágrimas. Pero probablemente el hecho de llorar nos ayudará a
sentirnos mejor.
A veces, cuando uno
está triste, sólo quiere que lo dejen solo durante un tiempo. O puede preferir
que otra persona le consuele o se limite a hacerle compañía mientras él se va
reponiendo de la tristeza. Hablar sobre lo que nos ha puesto tristes suele
ayudar a mitigar este sentimiento.
Estar triste de vez
en cuando es algo completamente normal. Tal vez no hayamos logrado algo que
deseábamos con todas nuestras fuerzas. Tal vez echamos de menos a alguien. Hay muchos
motivos por los que una persona puede sentirse triste.
La mayoría de las
veces, la tristeza se debe a una pérdida o separación, a un cambio difícil, a
que hay algo que nos ha decepcionado o a problemas de relación.
La pérdida y la
separación son la causa más habitual de tristeza. Es muy triste perder a
alguien o algo que teníamos en gran estima. Hay muchos tipos de pérdidas. La
muerte de un familiar o amigo puede sumir a una persona en una tristeza que
puede durarle semanas o meses. El tipo de tristeza que uno experimenta a raíz
de la pérdida de un ser querido tiene un nombre concreto: duelo.
Otros tipos de
pérdidas o separaciones de personas que son importantes en nuestra vida también
pueden provocarnos tristeza. A veces, es
muy difícil pensar con claridad porque no podemos quitarnos la pérdida de la
cabeza. Generalmente, la intensidad de la tristeza provocada por la pérdida se
atenúa con el paso del tiempo, aunque en las pérdidas muy importantes es
posible que siempre quede algo de tristeza.
Los cambios que nos
obligan a alejarnos de algo (o alguien) querido, tener que separarse de viejos
amigos, también pueden hacernos sentir triste.
Las relaciones
suelen aportar alegría y diversión la mayor parte del tiempo. Pero la tensión y
los conflictos en las relaciones importantes, o la ruptura de una relación
también pueden ser motivo de tristeza.
La gente suele
experimentar tristeza cuando tiene algún problema con sus seres queridos. A
veces, la tristeza se mezcla con otros sentimientos. Cuando uno está triste,
también puede sentir enfado o culpa. Es posible que tienda a buscar culpables,
intentando echar la culpa de lo ocurrido a otras personas o a sí mismo. Siempre
habrá razones para la tristeza, para sentirnos tristes y sentir que el mundo se
nos vino encima. La tristeza es tan frecuente como los días, la lluvia y las
ausencias, siempre está por todas partes aunque no queramos.
Tomado del libro:
“Cartas para Azul” de Jaime Abanto Padilla.