El alcalde del distrito de Hualgayoc, quien fue reelecto
en las últimas elecciones ha hecho una jugada olímpica para sacarle la vuelta a
la ley. Se apoderó de los aires del río que atraviesa el pueblo, construyó una
casa a lo largo del puente y luego la municipalidad se la compró, o sea, se
autovendió o se autocompró, desde donde quiera verse.
Sin embargo las truculencias de Ismael Becerra Prado no
quedan ahí. Hualgayoc es un pueblo que tiene casi 250 años de historia minera y
es con certeza uno de los pueblos más pobres del Perú debido a la torpeza con
la que siempre manejaron sus autoridades su economía y la indiferencia de sus
habitantes que es memorable.
Hualgayoc no tiene institutos, su centro de salud, el de
EsSalud no tiene agua hace meses, el pueblo entero padece constantes cortes del
suministro que abastece de un pozo porque Hualgayoc no tiene agua potable y por
último ya no tiene agua, no tiene un canal de televisión, apenas un colegio y
dos escuelas, un lóbrego mercado y una apoplejía moral de quienes la gobernaron
y gobiernan en la actualidad de antología.
Hualgayoc carece de lo elemental, sin embargo ostenta un
campo de fútbol sintético, un moderno coliseo techado – con una réplica exacta aquí en Cajamarca, en la Molina ¿adivinen a
quien le pertenece la réplica exacta? Adivinaron, al alcalde – Hualgayoc
también posee un coso taurino muy al día, un súper estacionamiento vehicular municipal,
cada comunidad tiene su iglesia evangélica y su casa comunal construida
gentilmente –como dicen los programas de
fiesta pueblerina- por la municipalidad de Hualgayoc, porque el alcalde
sabe que eso se traduce en votos, porque él tiene una gran vocación de servicio
a su pueblo y quiere servirlo eternamente.
El alcalde esta vez ha ido más lejos, no solo se ha vendido
su casa, sino que ha decidido pasar a la historia por una obra monumental, la
de ampliar la plaza de armas de Hualgayoc, para ello ha comprado, a sumas
exorbitantes, las casa de un flanco de la plaza y las ha demolido, con la
peregrina idea de que esa obra lo catapultará a la fama de los municipios más
excelsos del Perú. Y de hecho que lo va a catapultar pero a una concienzuda investigación
de la Procuraduría Pública.
La Procuraduría
Pública es el órgano responsable de la representación y defensa jurídica de los
derechos e intereses del Ministerio de Economía y Finanzas conforme a lo
dispuesto en la Ley del Sistema Nacional de Defensa Jurídica del Estado, sus
normas reglamentarias, complementarias y modificatorias. Se ubica en el mayor
nivel jerárquico organizacional, dependiendo administrativamente del Ministro y
funcionalmente del Consejo de Defensa Jurídica del Estado, es decir, es la
idónea para iniciar una investigación amén del Ministerio Público.
No es posible que un
alcalde mal asesorado malgaste las partidas que el Estado adjudica al pobre
pueblo de Hualgayoc y que esos recursos se usen en alfombrar campos de futbol,
autocomprarse propiedades, comprando propiedades sobrevaluadas para supuestas ampliaciones
mientras el pueblo no tiene agua, los centros educativos son paupérrimos y la
desnutrición y la mortalidad infantil avanzan en el ámbito de ese distrito.
El alcalde ha sido
apañado todo este tiempo por la indiferencia de los conformistas pobladores que
no han denunciado que la municipalidad ha sido tomada por un grupo de aves de
rapiña. Urge una investigación sobre ese mal manejo económico y desenmascarar
el pillaje al que es sometido el pueblo minero más antiguo de Cajamarca, aquel
que alguna vez fue estudiado por Antonio Raimondi y Alexander Von Humboldt, la
tierra del insigne poeta Oscar Imaña y del héroe de la Guerra del Pacífico
Joaquín Bernal, el pueblo que dio luz y brillo
a la magra economía cajamarquina y peruana en los siglos XVIII, XIX y XX
con el oro y la plata extraída del cerro Hualgayoc, Mesa de Plata, Colquirrumi…
mientras autoridades así dirijan el destino de Hualgayoc, seguirá siendo un
mendigo sentado en un banco de oro.