La acción del Movimiento por la Amnistía y Derechos
Fundamentales (Movadef) es indignante y ofende la memoria de las miles de
personas fallecidas por la violencia iniciada por el terrorismo, dijo la
presidenta de una asociación de deudos de esas víctimas, Doris Caqui Calixto.
Y no le falta razón para indignarse sí hemos visto el
desparpajo con que actúan irrumpiendo incluso en las universidades como sucedió
recientemente en la presentación del libro “Profetas del Odio” en donde Alfredo Crespo, abogado de Abimael Guzmán interrumpió
abruptamente la presentación del libro “Profetas del odio. Raíces culturales y
líderes de Sendero Luminoso”, en el Centro Cultural de la Católica. Junto
a simpatizantes del Movadef, quienes comenzaron a lanzar arengas e hicieron
imposible que continúe la conferencia, ante el estupor de los invitados y
participantes de la presentación.
Caqui
Calixto, quien dirige la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Víctimas
por la Violencia del Perú (Conavip), expresó su preocupación por la presencia
de jóvenes en las filas del Movadef y pidió que la sociedad civil y los
partidos no sean indiferentes a esta situación.
La
invocación se produce en momentos en que informaciones periodísticas dan cuenta
de la infiltración de integrantes del Movadef en algunas manifestaciones de
protesta violenta en el sur del país, y también de su irrupción con gritos y
arengas en un acto académico universitario en Lima.
El Informe Final de
la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), publicado en agosto del 2003,
dio cuenta de la violencia armada interna que vivió nuestro país entre los años
1980 y 2000.
La organización
criminal asesinó a 11.021 personas y fue la responsable de 1.543
desapariciones, lo que da una cantidad de 12.564 víctimas de su accionar.
“Tal cifra
representa el 54% de todos los casos de muertos y desaparecidos reportados a la
CVR y convierte a esta organización subversiva en el principal responsable de
víctimas fatales del conflicto armado interno”, se indica en el primer capítulo
del tomo VI del informe, que justamente habla de las violaciones a los derechos
humanos por parte del movimiento.
El 24% de los
asesinados –incluidos degollamientos, lapidaciones y mutilaciones- fueron
dirigentes sociales, el 56% eran de zonas rurales. Sus víctimas fueron
campesinos, autoridades locales, dirigentes comunales, dirigentes populares,
dirigentes y militantes de organizaciones políticas, maestros, ingenieros,
religiosos, periodistas, amas de casa, policías, miembros de las FF.AA., entre
otros.
Además, en el Anexo
2 del informe, se hace una estimación de cuál podría ser la cifra real de
víctimas entre los años 1980 y 2000.
“Dada la
información disponible, concluimos que el número total de muertos y
desaparecidos causados por el conflicto armado interno peruano se puede estimar
en 69.280 personas, dentro de un intervalo de confianza al 95% cuyos límites
superior e inferior son 61.007 y 77.552, respectivamente”, señala el documento.
De este número, se
estima que el 46% fueron víctimas de Sendero Luminoso, lo que quiere decir que
un máximo de 35.673 peruanos fueron asesinados o desaparecidos como
consecuencia de las acciones del grupo terrorista. Por todo eso Sendero
Luminoso y Movadef, nunca más.