Hay
palabras que se ponen de moda en cierto momento de coyuntura y sin darnos
cuenta vamos siendo parte de ese espiral que nos absorbe y empezamos a repetir
como poseídos por la ecolalia una y otra vez. Las palabras también se ponen de
moda.
De un
tiempo a esta parte se pusieron de moda palabras como peritaje, extremista,
Conga – aunque la gran mayoría desconocemos su significado- y otras
que se vuelven a oír con más fuerza como: justicia, verdad, agua…
También
surgen frases como “cabecera de cuenca”,
“estado de derecho”, “libertad de expresión”, “derechos humanos”, “huelga de
hambre”, “abuso policial” –este último siempre de moda- “vamos
pueblo”, “el pueblo no se rinde carajo”…
Según
el Diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE) un extremista es una persona que hace uso del extremismo,
considerándose a ello como la tendencia a adoptar ideas extremas o exageradas,
especialmente en política. Bajo esa definición Cajamarca y el Perú están llenos
de extremistas, extremistas de izquierda y de derecha; lo que nos devela que la
dificultad principal en el consenso buscado por ambas partes en este conflicto
cada vez más largo.
Extremistas
son aquellos de extremos, podríamos decir que son los que nos se andan con
medias tintas – mismo Mariátegui y Delta, conocidos por su extrema derecha-
pero también están los de la otra parte, los de la izquierda radical cerrados
obtusamente al diálogo o al menos a dialogar con quienes ellos no desean
hacerlo. Entonces volvemos al comienzo, se trata de una lucha de extremistas en
los que hace falta la mediación de personas normales con un pensamiento
mediador y no mediático como ha venido sucediendo en Lima y en algunos medios
cajamarquinos que se desgañitan agitando banderas falsas en pro de cuantiosas
publicidades.
El
punto exacto está en el equilibrio, en ese equilibrio que los cajamarquinos ni
el Estado hemos encontrado, porque surge cada oportunista a entorpecer el
diálogo a cada instante. Y surgen de derecha y de izquierda como los que se
apuntaron para ir a dialogar a la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) y hablaron con Oscar Valdés en nombre de Cajamarca cuando ellos
aquí hacen paro cuando se les antoja y que tienen a los cajamarquinos con una
pistola en la sien permanentemente – me refiero a los dirigentes de
transportes, los que protestaban por el paro, pero amnésico olvidaban las
decenas de paros que ellos hicieron y frescos como una lechuga se presentan
como entes dialogantes cuando nunca lo fueron –
Los
extremistas están en todas partes, lo están en la derecha y en la izquierda, en
esta acera y en la otra; por eso todo se detiene y se retrasa y nada prospera.
Por eso se niega y se ningunea al padre Gastón Garatea como mediador – tampoco al extremista de
Cipriani le conviene, porque le quitaría piso – Por eso a más de 34
días nada cambia y las calles siguen tomadas por extremistas que son mirados
furtivamente desde las ventanas de céntricas casas por otros extremistas.
En la
provincia de Celendín ya se velan los primeros muertos por las balas
fratricidas de una huelga que pudo cortarse a tiempo ¿Quién es el responsable
de esta tragedia? Los extremos no conducen a nada, polarizar es radicalizar y
la paz y la guerra necesitan un punto medio y de diálogo, que es la vida.