Nos hallamos en el
mes de julio y los cambios en algunos ministerios se hacen cada vez más
evidentes. Tal cual pasó con quienes fallaron – o no se adaptaron a la
metamorfosis que sufrió Ollanta Humala luego de asumir el poder – y
fueron relevados y luego enviados a alguna embajada, parece que los cambios de
varios ministros están a la vuelta de la esquina.
Hay quienes
hicieron su tarea, a otros les emendaron la plana y otros simplemente no la
hicieron o la hicieron tan mal que ya no cabía enmienda. Algunos se han
mantenido a flote con estoicismo, aunque no sin tragar mucha agua después del
fabuloso viraje de Ollanta, uno de esos sobrevivientes es sin duda Fortunato
Rafael Roncagliolo Orbegoso, Ministro de Relaciones Exteriores a quien este 28
de julio o antes se le podría acabar la buena fortuna a la que su nombre hace
honor.
Los convocados a
irse serían el ministros de Salud,
Alberto Tejada, y la de Educación, Patricia Salas. Sin embargo uno de los que
están en la mira, hace ya varias semanas es Oscar Valdés y es que a Valdés
pocas o muy pocas cosas le salieron bien en los últimos meses. Ha demostrado
que no es un gran estratega mucho menos un táctico en el manejo de conflictos,
cuyo número ha crecido notablemente a nivel de todo el país.
Mientras que los
voceados para suceder al premier Óscar Valdés son el titular de Vivienda, René
Cornejo; el de Ambiente, Manuel Pulgar-Vidal, y el ministro de Transportes,
Carlos Paredes, se va destejiendo cada día esa tela de dudas y haciéndose más
traslúcido el panorama.
Las reiteradas
interrogantes de la prensa a Óscar Valdés lo han hecho dar respuestas esquivas
al comienzo, drásticas después y muy torpes luego. El Padre Gastón Garatea ayer
le puso los puntos sobre las íes al Ministro Valdés cuando pidió que “no
les quite la silla” a los facilitadores del diálogo en Cajamarca, al
considerar que sus recientes críticas contra las autoridades y dirigentes
podrían boicotear las conversaciones que ya se iniciaron en la región.
Fue al referirse a
las declaraciones del jefe de Gabinete, quien dijo que los únicos intereses que
tienen el presidente regional Gregorio Santos y otras autoridades son de tipo
político y que eso ha incrementado el nivel de conflictividad.
“Hay que decirle
(al premier, Oscar Valdés) pues que no nos quite la silla, porque es un boicot.
(¿Y cómo toma usted el respaldo de la población en relación a lo señalado por
el cardenal Cipriani?) Yo me siento respaldado por el pueblo peruano, la gente
me ha pedido que vaya y yo voy”, declaró el buen Gastón garatea acostumbrado a
lidiar con ultras como Valdés o el político de Cipriani. En realidad la opinión
de Valdés resulta poco afortunada y oficiosa si tenemos en cuenta el tenso
ambiente que vivimos los cajamarquinos y que la mesa de escucha aún permanece
con ese nombre y no con el de mesa de diálogo, cualquier ligereza podría traer
abajo el trabajo emprendido por Garatea y el sacerdote chotano y arzobispo de
Trujillo Miguel Cabrejos.
Por ahora el
Presidente del Consejo de Ministros Óscar Valdés, estaría a tono con aquella
vieja canción de los Iracundos que dice:
O me voy o me quedo/ yo no soy un adorno / lo decides ahora /si me quieres o no / allí está la puerta /aquí mi maleta / solo estoy esperando / lo que me digas tú.
Ollanta Humala tiene la última palabra.