Durante la
conferencia de prensa del VI Gabinete Binacional Perú-Ecuador, realizado en
Cuenca, Rafael Correa fue consultado por la situación de la prensa opositora en
su país, que es reiteradamente atacada y ha llegado hasta a denuncias contra
medios.
-Cada vez que me
hacen esa pregunta en Europa les digo que allá jamás permitirían publicar la
cochinada que publica la prensa aquí (en Ecuador). En el caso peruano no sé si
puedo decir lo mismo-, dijo Correa.
Ollanta Humala ni
corto ni perezoso de inmediato dijo -(En
Perú) son iguales-, dijo, para luego reírse junto a Correa, quien agregó
que los periodistas tienen toda la libertad de prensa, pero también deben
“asumir su responsabilidad” sobre lo que informan.
La arremetida
contra la prensa de dos presidentes latinoamericanos es la prueba fehaciente de
que aun no hemos perdido ese afán tirano tan marcado en la historia
Latinoamérica en donde la prensa tantas veces fue vejada y hasta prostituida
como en el caso de la dictadura Fujimontecinista.
La declaraciones de
Rafael Correa contra los medios de prensa de su país no son novedad, su postura
dictatorial con respecto a lo que él considera excesos de la prensa lo han
hecho ganarse la antipatía de los medios de prensa ecuatorianos a los que ha
censurado más de una vez.
El guión se ha
repetido en varias provincias de Ecuador. Un fiscal, un jefe de policía y un
funcionario de la Superintendencia de Telecomunicaciones, acompañados de un
buen número de efectivos policiales, acuden a estaciones de radio y televisión
del país para clausurarlas y confiscar sus equipos. Decenas de medios han sido
cerrados con argumentos legales y técnicos.
El europeizado
Correa olvida que esas actitudes en medios como El País de España se lo ha
cuestionado duramente por esas formas dictatoriales, mientras las autoridades
quieren reducir las frecuencias
de los medios privados en Ecuador, se busca expandir las estatales para levantar la imagen de un gastado Rafael Correa.
Sin embargo no podemos negar que Ollanta
Humala ha intentado más de una vez amordazar a la prensa peruana también con
una serie de argucias y en muchas ocasiones se ha dirigido a esta con adjetivos
duros y hasta insultantes. Si la prensa publica cochinadas es porque describe
la sociedad plagada de políticos inmundos cuya labor magistral es hacer “cochinadas”,
la prensa informa, transmite, difunde. Son los políticos los que hacen la
noticia en la mayor parte de un noticiero, diario o programa televisivo.
Los sucesos trágicos no son ajenos a la información que el público debe conocer,
nadie quiere ni desea que haya tragedias, sin embargo suceden y son fuente de
noticia y eso para nada puede llamarse una cochinada. Pablo Neruda decía que
los diarios escriben la tragedia del día siguiente y es verdad, no siempre las
noticias son buenas, hay algunas que son malas, pero todas las vinculadas a los
políticos son muy malas.
Probablemente a Ollanta le incomoden que
la prensa tenga además una función archivística que le pueda hacer recordar su
pasado, lo que dijo y que después desdijo, lo que hizo con la izquierda y trató
de borra con la derecha, como su famosa pregunta ¿Quieren agua o quieren oro?
Los archivos y el papel de la prensa siempre van a ser una piedra en el zapato
para los políticos aunque estos llamen cochinada sin darse cuenta que los
únicos generadores de “cochinaditas” son ellos mismos.