Hoy 5 de junio es
el Día Mundial del Medio Ambiente, día que nos encuentra en un conflicto con
marchas y contramarchas, con gritos y silencios y el eco de unas heridas que
nos muestra el deterioro en que se encuentra el mundo en que vivimos. Cajamarca
ya no es el valle de antes, los ríos ya no cantan sino yacen, y el verde valle
antes florecido por retamas y pastizales hoy es un cúmulo de ladrillo y de
cemento.
El Día Mundial del
Medio Ambiente fue establecido por la Asamblea General de las Naciones Unidas
en 1972 coincidiendo con la primera cumbre mundial sobre medio ambiente: la
Conferencia de Estocolmo sobre el Medio Ambiente Humano. Los fines de este
evento anual son el aumentar la conciencia medioambiental, y fomentar la acción
global en la protección del medio ambiente.
Hay mucho que hacer
por el medio ambiente, pero nada hacemos por él. El planeta agoniza, las
especies de flora y fauna se reducen en el mundo a una velocidad que nunca antes
pudimos imaginar y hemos llegado al punto tal que la depredación de los
recursos naturales es cada vez tan grandiosa que los dos grandes pulmones del
mundo – la Amazonía y el continente africano – se han visto mermados
sustancialmente hasta casi su extinción.
El calentamiento
global es un hecho innegable. El derretimiento de los casquetes polares ha
hecho que grandes extensiones de hielo se pierdan y con ello se reduzca
notablemente el espacio y el hábitat de los osos polares hasta el punto mismo
de hablar ya de su posible extinción. El efecto invernadero se acentúa cada vez
más y hemos masificado tanto el plástico que no existe un río en el mundo que
no esté lleno de botellas y bolsas plásticas.
Antes la tarea de
comprar pan se hacía en bolsas de papel que eran biodegradables o en bolsas de
tela que eran reusables, sin embargo hoy si uno compra un pan le entregan en
una bolsa plástica, hemos hecho un abuso indiscriminado de las bolsas
plásticas.
Una salida de
compras al mercado fácilmente nos reporta llegar a casa con 20 bolsas plásticas
de distintos tamaños, cada producto se mete en bolsas plásticas, para que luego
de unos minutos sean parte de nuestra basura.
Entre tanto, sigue
sin cumplirse la legislación de calidad del aire, para desgracia de nuestra salud,
se bloquean las energías renovables mientras se da ventaja a la nuclear y a las
térmicas, la evaluación ambiental sigue convertida en un mero trámite sin
rigor.
Hablamos del agua
como si hablásemos de cualquier cosa, hemos olvidado el sentido que nuestros
ancestros le dieron al agua y la tierra.
Como decía el gran
jefe Seattle al presidente de los
Estados Unidos, Franklin Pierce, quien le envía en 1854 una oferta para
comprarle los territorios del noroeste de los Estados:
¿Qué es el hombre
sin los animales? Si todos los animales se fuesen, el hombre moriría de una
gran soledad de espíritu, pues lo que ocurra con los animales en breve ocurrirá
a los hombres. Hay una unión en todo.
Ustedes deben
enseñar a sus niños que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos.
Para que respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las
vidas de nuestro pueblo. Enseñen a sus niños lo que enseñamos a los nuestros,
que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá
a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, están escupiendo
en sí mismos.
Esto es lo que
sabemos: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la
tierra. Esto es lo que sabemos: todas las cosas están relacionadas como la
sangre que une una familia. Hay una unión en todo.