La causa de la
muerte de uno de los poetas más importantes del mundo podría ser develada
gracias a una acción judicial que viene realizando la justicia chilena para
descubrir el manto de misterio en torno a la muerte de Neftalí Reyes Basualdo o
simplemente Pablo Neruda.
La Corte Suprema
chilena autorizó ayer uno de los últimos pasos judiciales previo a la
exhumación del poeta Pablo Neruda, quien habría sido asesinado por la dictadura
militar del fallecido general Augusto Pinochet (1973-1990).
La diligencia,
solicitada por el juez Mario Carroza, consiste en enviar un exhorto a Francia
para pedir la ficha médica del poeta, quien fue embajador en París hasta 1972,
un año antes de su deceso.
Luego, el cuerpo
del poeta sería exhumado para poder determinar si fue envenenado en septiembre
de 1973, cuando fue internado en una clínica debido a un cáncer de próstata.
El exhorto,
dirigido al Tribunal del Crimen de París, pide que el hospital de Cochin
entregue “todo antecedente que resulte relevante de las atenciones que se
realizaron al poeta entre 1970 y 1972”.
La acción judicial
pretende determinar cuál era el real estado de salud del ganador del Premio
Nobel, cuyo fallecimiento fue atribuido por décadas al cáncer.
En 2011, su chofer
y asistente Manuel Araya sostuvo que él y la última esposa del poeta, Matilde
Urrutia, temían que su muerte hubiera sido provocada por médicos que lo
atendieron, supuestamente cercanos a la dictadura de Pinochet.
Ante las sospechas,
el Partido Comunista pidió abrir una investigación sobre los hechos. Neruda, de
filiación comunista, fue senador y líder del gobierno socialista de la Unidad
Popular, encabezado por el derrocado presidente Salvador Allende (1970-1973).
Su muerte el 23 de septiembre de 1973, días después del golpe militar, fue
considerada por años producto del cáncer que lo aquejaba.
Su entierro fue
para muchos el primer acto de protesta a la dictadura del hoy fallecido general
Augusto Pinochet. Al final la verdad está a punto a descubrirse como también
Neruda descubría a través de sus versos los misterios profundos de la muerte
cuando decía:
Yo veo, solo, a veces,/ ataúdes a vela/ zarpar con difuntos
pálidos, con mujeres de trenzas muertas,/ con panaderos blancos como ángeles,/ con
niñas pensativas casadas con notarios,/ ataúdes subiendo el río/ vertical de
los muertos,/ el río morado,/ hacia arriba, con las velas hinchadas por el
sonido de la muerte,/ hinchadas por el sonido silencioso de la muerte.
A lo sonoro llega la muerte/ como un zapato sin pie, como un
traje sin hombre,/ llega a golpear con un anillo sin piedra y sin dedo,/ llega
a gritar sin boca, sin lengua, sin garganta.
Sin embargo sus pasos suenan/.y su vestido suena, callado como un árbol.
Sin embargo sus pasos suenan/.y su vestido suena, callado como un árbol.