La Dirección Regional
de Cultura y la Subgerencia de Gestión del Centro Histórico de la Municipalidad
Provincial de Cajamarca vienen organizando el conversatorio denominado “Juegos de Antaño”, el que se realizará
mañana – viernes 22- a las 10:00 a.m. en
el Conjunto Monumental de Belén.
Es preciso destacar
el giro que Carla Díaz como directora de la institución regional de cultura (ex
INC) le ha dado a través de diferentes eventos y de una ágil agenda a la
institución, lo que permite un mayor acercamiento no solo con los artistas sino
con la población misma rescatando distintos aspectos como sucede en este caso
con el lado lúdico.
El juego es
inherente al ser humano, desde que nacemos buscamos la manera de entretenernos
muchas veces animistamente como sucede con una niña que juega con una muñeca de
trapo o el niño que le habla a su caballo de madera, pero son los juegos
colectivos los que perduran en la memoria y los que trascienden al colectivo
cultural de cada generación.
Juegos como la Saperis, los trompos, los chanos, el Zur
Zul, el rayuelo, las escondidas, salta la cuerda, liga, canicas, chepi, la mata gente… al
respecto Tristán Ravines y Julio Sarmiento han recopilado mucha información
valiosa sobre los juegos de antaño en Cajamarca en las primeras ediciones de su
ya famoso libro “Cajamarca”, eran otros tiempos y otros los entretenimientos.
Eran tiempos más felices.
Eran tiempos en los
que a falta de televisión y maquinitas con las que nos entretenemos, los juegos quedaban relegados a
los típicos tradicionales que todavía hoy algunos de ellos se siguen
practicando. Pasar el rato podía ser tan diverso como elegir el juego
espontáneo que mejor viniera para la ocasión. Había especiales para la noche y
para el día; exclusivos de hombres y de mujeres, chicos y chicas, niños y
niñas. Cualquiera tenía su predilección para divertirse cuando ese momento u
ocasión lo requerían. Todos ellos contaban con medios escasos para elaborarlos,
lo cual daba rienda suelta a la imaginación y a la destreza. Mejor o peor
hechos, pero eran de elaboración propia.
Todos estos juegos
si bien eran de conocimiento general, algunos de ellos se practicaban en
determinada época o tiempo, y en base a las circunstancias. Cada época marcaba
unas preferencias con el tiempo o la climatología como árbitro de la contienda.
Ni que decir tiene que los domingos y festivos, que por entonces predominaban
mucho en el calendario santoral, eran los días más fervorosos para su práctica.
Hoy el Internet lo
ha invadido todo, los celulares, la televisión… los juegos se han reducido a
solitarias y modernas plataformas que ensimisman al niño y que acaban
convirtiéndolo muchas veces en un ludópata.
Los juegos se han
convertido en actos solitarios y hostiles frente a una pantalla y unos
controles en las manos, se ha perdido la creatividad que le otorgaba la
vigencia a los juegos de antaño, aquella que los hacía casi mágicos y
memorables y que hoy han pasado a habitar en el rincón que cada hombre guarda
en lo profundo de su ser, ese que se ve al cerrar los ojos cuando la
imaginación nos transporta hasta los tiempos idos de la, cada día más lejana,
infancia.