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viernes, junio 22, 2012

El burro hablando de orejas



El arzobispo de Lima, Juan Luis Cipriani,  se refirió al exsacerdote Marco Arana, líder de Tierra y Libertad, a propósito del conflicto de Conga y calificó de “lamentable” su actitud. “Se ha hecho famoso siendo padre y ahora ha fabricado un partido político, ha traicionado su vocación (…) Que Dios lo perdone, pero el daño que está haciendo es grande”, señaló.

Sin embargo, al menos el padre Marco Arana ha tenido el juicio de dejar el hábito para hacer política, a diferencia de Cipriani que hace política a diario y que espeta lo que su regalada gana le da cada domingo desde el púlpito. No hay lunes en que Cipriani no esté en los titulares de la prensa por los sermones políticos que suele dar a los feligreses.

El amigo de Fujimori, suele visitarlo como en los buenos tiempos cuando se veían en la Escuela Militar de Chorrillos cuando también sermoneaba  y hasta hablaba abiertamente de sexualidad con los estudiantes de esa escuela. Cipriani es el menos indicado para criticar la vocación política de Arana porque bajo esa sotana existe un político anaranjado en potencia. En las últimas elecciones su discurso a favor de Keiko Fujimori fue evidente.

Los actos de proselitismo político del Cardenal Juan Luis Cipriani, en las celebraciones eucarísticas, pronunciándose a favor de la candidatura de Keiko Fujimori, fueron duramente cuestionados por el presidente de la Conferencia Episcopal en su momento.

El cardenal Juan Luis Cipriani criticó que en la pasada campaña electoral se haya incluido el tema de las esterilizaciones forzadas realizadas durante el régimen de Alberto Fujimori, pues consideró que con ello se confundía al electorado, con “el único afán de buscar votos y que rompe el juego limpio que requiere la democracia peruana” y dijo limpio porque sabía que las esterilizaciones fueron un acto sucio que él avaló pese a que se rasga las vestiduras por la píldora del día siguiente.

Definitivamente el papel de moralizador de la Iglesia Católica no le sienta a Cipriani, pues su trayectoria política es muy conocida en todas las esferas. Sería preferible que en el conflicto que atraviesa Cajamarca no meta las narices porque solo entorpece lo avanzado con comentarios oportunistas. Quien sí tiene mucho que aportar en este conflicto y que se ha ofrecido voluntariamente es el padre Gastón Garatea, un hombre a carta cabal, un sacerdote a plenitud y que por cierto ha sido sancionado por Cipriani con la no renovación de su licencia ministerial, que le impide celebrar misa y confesar, por el solo hecho de pensar diferente a Cipriani. 

Por su parte el exsacerdote Marco Arana cuando se le consultó su opinión sobre la carta que Gregorio Santos envío al presidente Ollanta pidiendo diálogo dijo cifrada y subliminalmente: “Los cajamarquinos tenemos oídos y boca y no cuernos y cascos, siempre estuvimos dispuestos al diálogo” No conocíamos a expadre Marco Arana en esa faceta… Aunque no queda claro si los cuernos y cascos fue para los mineros o los policías, lo que sí es seguro es  que Cipriani sabe mucho de cuernos y cascos.

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