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martes, marzo 30, 2010

¿Pedofilia o efebofilia?



Cuando hace unos años el Papa Juan Pablo II pidió perdón al mundo por las atrocidades cometidas por la Santa Inquisición, nunca imaginó que años después su sucesor se vería envuelto en un escándalo por el que sería visto con indignación por muchos católicos del mundo.

Es natural que los protestantes – aquellos que hoy suelen autodenominarse cristianos – tengan cierta fobia a los católicos y que constantemente los conminen a dejar su credo, es natural que otras religiones, no sectas, sino religiones propiamente dichas, sientan antipatía por los católicos, sin embargo, las denuncias contra sacerdotes católicos que abusaron de niños tienen un matiz distinto y escapa a todo ese antagonismo ideológico.

El Vaticano recibió en los últimos nueve años tres mil acusaciones de pedofilia concernientes a sacerdotes por actos cometidos en 50 años, sin embargo, autoridades eclesiásticas de esa esfera han admitido que 300 casos se trataban “de verdadera pedofilia”. “En el 60% de los casos, se trata más bien de actos de efebofilia - también conocida como hebefilia, es la condición en la cual personas adultas experimentan atracción sexual hacia adolescentes que ya han pasado la etapa de la pubertad - En 30%, de relaciones heterosexuales, y por los 10% restantes, de verdadera pedofilia”.

El propio Papa Benedicto XVI ha sido acusado de encubrir más de 200 casos de violación a menores que habrían perpetrado curas estadounidenses.

Según documentos obtenidos por el New York Times, en 1996 Joseph Ratzinger, quien presidía la Congregación para la doctrina de la Fe antes de convertirse en Papa, mantuvo correspondencia con el sacerdote Lawrence C. Murphy, uno de los curas acusados. En ese momento habría sido alertado de las violaciones en un colegio de niños sordos en Wisconsin.

Tras estas denuncias, el diario indica que Benedicto XVI inicialmente aconsejó un juicio disciplinario secreto, pero más tarde, revirtió su recomendación, luego de que Murphy apeló directamente a Ratzinger por clemencia. Murphy murió unos meses después.

Un arzobispo prominente reclamó el 18 de marzo de este año justicia para las víctimas de abusos sexuales en la Iglesia católica alemana y dijo que necesitan sentir que pueden hablar abiertamente sobre sus padecimientos.

Reinhard Marx, arzobispo de Munich y Freising, dijo que los obispos católicos en el estado sureño de Baviera —región natal del papa Benedicto XVI— sentían "una profunda consternación y vergüenza" por las versiones de abusos de menores en escuelas e instituciones religiosas reveladas en las últimas semanas.

Ello demuestra que la soga siempre se rompe por el lado más débil. Seguramente que las altas autoridades de la Iglesia Católica no tenían conocimiento de lo que sucedía tras los templos barrocos y de bella arquitectura, ni sabían las vejaciones y tormentos de los monaguillos, pero el hecho de acallar este tipo de hechos es peligroso, el hecho de ocultar o minimizar tan escandalosas denuncias es una actitud reprobable, el que calla otorga y la complicidad hace que millones de seres humanos que tienen sus esperanzas cifradas en los sacerdotes y los jerarcas de la Iglesia se entristezcan… los que creen en ellos aquí en este mundo, y en ese otro si es que lo hay.





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