Es un aviso que vemos pegado en las paredes de las casas a menudo, con algunas variantes como “se busca muchacha, cama adentro” ,“se necesita empleada para Lima” , “se necesita muchacha para cocina” ,“se necesita muchacha, buen trato” “se necesita doméstica”… El 30 de marzo se celebra el Día Internacional de la Trabajadora del Hogar.
La Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar (CON.LAC.TRA.HO) tiene una historia y un camino marcado por el trabajo denodado de mujeres que en 1926 inician los primeros intentos para la conformación de lo que es hoy CON. LAC.TRA.HO, Chile, Brasil, Perú y México fueron los países pioneros, posteriormente entre 1950 y 1970 se suman Colombia y Paraguay, después Argentina.
La gran mayoría de trabajadoras del hogar no goza de una remuneración justa, de seguro de salud y pensión de jubilación, de vacaciones; tampoco se les respeta las ocho horas a las que tiene derecho todo trabajador. El ingreso promedio es de 300 soles pero en algunos lugares del país las emplean por 80 y 100. En otros casos, no hay remuneración simplemente.
La trabajadora del hogar en el Perú es un ser invisible, un rezago de la colonia y su estúpida alcurnia bañada de pompa, la que inventó las puertas de servicio, los uniformes ridículos de telenovela mexicana (país que tiene la misma historia de barbarie que nuestra patria, por ende la misma tara) y esas otras crueldades como que las sirvientas deberían comer a escondidas en un lugar distinto, con plato, taza y cuchara marcado con una cruz para que no se confunda con los de sus amos, como si de mascotas se tratara, como si no se hablase de seres humanos como nosotros, con llantos y tristezas, con sentimientos y alegrías.
Los abusos que con este grupo importante de la sociedad peruana se cometen a diario son indecibles,-cómo poder olvidar a Carmelita, la niña trabajadora del hogar asesinada a golpes hace unos años por su contratante, un minero que nunca purgó prisión y que hace su vida como si nada hubiera sucedido-. En el Perú todavía hablamos de patrones, para referirnos a quienes contratan a las trabajadoras del hogar a cambio de sueldos de miseria y de abandono.
Las violaciones y vejaciones de sus derechos y libertades a las que son sometidas la gran mayoría de ellas son inmensurables, ellas quedan siempre sin denuncia por el sometimiento perpetuo del que son víctimas, por los años de maltrato cotidiano y de perpetraciones sistemáticas de disminuirlas moralmente “La chola”, “Na natacha”, “La servilleta”, “La empleada” siempre ninguneada. La que alcanza un atisbo de felicidad cuando los domingos se le abre las puertas de su prisión y ella sale a un mundo desconocido, sola, con sus miedos y sus temores más insondables, expuesta a un mundo casi inexplorado.
Pocas son las Instituciones que hacen algo en Cajamarca por ella, una de las asociaciones que ha emprendido una guerra frontal contra el abuso y la discriminación de ellas es la Asociación Mujer y Familia, donde un grupo de mujeres valientes y emprendedoras luchan con tenacidad por esos derechos menoscabados y deteriorados.
La Trabajadora del Hogar, probablemente no se enteré que tiene un día, ni haya un abrazo ni un agradecimiento por su labor diaria, pero ellas son el soporte de miles de hogares y como todos los seres humanos, ríen lloran, tienen sueños, aman, se entristecen hasta que un día se dan cuenta que la vida se les ha ido en habitaciones extrañas y con gente extraña que hicieron entrañablemente suya, como la luz lo hace con la mañana.