Cada pueblo tiene su historia, sus acontecimientos más notables o repudiables, aquellos que se quedan tatuados para siempre en el colectivo y que con el paso del tiempo se convierten en historias de leyenda con matices que suelen variar, con versiones corregidas y aumentadas y que se transmiten de generación en generación.
Parte de esa historia que suele quedarse grabada en la memoria de los seres humanos por siempre son los hechos que engendraron violencia; los crímenes son casi siempre un referente de un tiempo histórico. Los hay de carácter histórico y que conmocionan al mundo entero, probablemente el más memorable sea el de Jesús de Nazareth, pero existen muchos más de gran relevancia y que muchas veces han cambiado el rumbo de una nación como fue el que sucedió con John Fitzgerald Kennedy, en Estados Unidos. El asesinato de John Lennon o el de Facundo Cabral… mientras algunos son un misterio otros fueron aclarados algún tiempo después.
Cajamarca no ha sido la excepción a esa ola de crímenes, recordemos sino el asesinato -hasta hoy impune- del ganadero Ramón Narro, el del joven David Saldaña, el de Tania Licurgo, el reciente y abominable de los esposo Rosa y Oswaldo Collantes y tantos otros más que han sucedido en los últimos años.
Ayer la artista folclórica Abencia Meza fue condenada a 30 años de prisión por el asesinato de su pareja sentimental, la también artista Alicia Delgado, crimen que fue premeditado y que se perpetró con la ayuda de un hombre contratado y que a última hora quiso limpiar a Meza de polvo y paja pero ya era demasiado tarde.
Se representa a la justicia con una mujer vendada y con una balanza para demostrar que la justicia no ve quién es quién, sino que se rige por el derecho y el principio de justicia basado en el concepto de dar a cada uno lo que le corresponde. Sin embargo parece que muchas veces fuese ciega o por lo menos corta de vista. La justicia tarda pero llega, el largo brazo de la ley siempre atrapa, se suele decir con frecuencia.
Cuando sucedió el asesinato de la Sra. Tania Camacho Huertas, la DIVINCRI tardó dos meses aproximadamente en descubrir la maraña de pasiones del alevoso crimen, desde este diario informábamos los avances de las investigaciones, todo sindicaba al esposo como el autor intelectual del hecho. Cierta tarde después de varias conversaciones telefónicas a través de terceros Licurgo Victoria Vásquez llegó hasta el local de este diario, se sentía acorralado y quería desmentir lo innegable. Luego de dar una entrevista muy confusa y en donde sus nervios lo traicionaban constantemente, arremetió con una frase que se quedó grabada para la posteridad “No hay crimen perfecto” dijo antes de darme su bendición y retirarse – pertenecía a cierta iglesia o secta un tanto extraña – Al día siguiente el titular era obvio “No hay crimen perfecto” y la foto del Dr. Licurgo, días después los investigadores terminaron sus pesquisas y cerraron el círculo. Licurgo fue detenido, juzgado y hoy purga condena en el penal de Huacariz.
Cada crimen es una historia cruel que más allá de la muerte física que causa a una o más personas, asesina el alma de muchas más. Por eso el único final feliz que puede haber en cada historia sórdida de esta naturaleza es cuando se descubre a los verdaderos responsables, cuando se los sentencia y se los recluye en un lugar desde donde difícilmente podrán volver a hacer daño a otras personas. La justicia tarda pero llega y como lo dijo alguna vez el Dr. Licurgo, días antes de ser detenido: “No hay crimen perfecto”.