Quien no recuerda el primer libro oficial cuando se ingresaba a la escuela primaria, el libro “Coquito” que, hasta hoy, sigue siendo utilizado por millones de niños en varios países de América del Sur, México, España, Centroamérica y el Caribe. Además de ediciones en sistema Braille, en Uruguay y Venezuela.
En 1947, año en que el Perú era gobernado por José Luis Bustamante y Rivero, Everardo Zapata se inició como docente y fundó la Escuela de Primer Grado Nº 9638, que hoy lleva su nombre, en Punta de Bombón, Islay, Arequipa.
Ya como profesor, decidió apostar por el método anglo francés y comenzó a elaborar separatas con sesiones de aprendizaje que eran corregidas, cada 15 días, con el apoyo de maestros de algunas escuelas del valle de Tambo.
Un día, luego de exponer el método anglo francés ante un supervisor educativo, este sugirió que el trabajo no debía quedarse solo en separatas; más bien, debía prepararse un libro para ser utilizado oficialmente en toda la provincia arequipeña de Islay, así nació “Coquito”.
Ahora, solo en el Perú se vende medio millón de ejemplares, cada año. A nivel internacional 37 millones de niños han aprendido a leer con Coquito, pero además muchos niños se prestan el libro, técnica que hoy ha sido vedada por editoriales oportunistas que pretenden que los libros sean descartables.
El método que propuso Everardo Zapata fue funcional y con resultados óptimos, millones de personas aprendieron a leer con Coquito y el éxito es palpable, sin embargo de trató de desvirtuarlo para imponer otros textos y se criticó su método hasta el hartazgo solo por envidia.
Las editoriales escolares se convirtieron con el paso del tiempo en un negocio lucrativo que solo buscaba beneficios y para ello coludidos con directores y profesores obligan a los alumnos a comprar ciertos textos específicos con grandes réditos para los docentes y afectando directamente a la economía de los padres de familia. Es inaceptable que un texto escolar cueste S/. 150 cuando su costo por impresión es de S/. 10 considerando los derechos de autor y otros gastos el libro no debería exceder de los S/.50 pero esa larga cadena de porcentajes que entregan a directores y profesores hace que el precio del libro se incremente sustancialmente.
Es un negocio redondo si se tiene en cuenta que la misión del profesor es solo establecer la obligatoriedad del uso de los textos específicos. Lo que hacen las editoriales con la economía familiar es un robo.
Pero parece que el rentable negocio de editoriales y colegios se vendría abajo, Indecopi anunció sanciones drásticas a las editoriales que negocien comisiones de manera ilícita con los colegios para obligar a los padres de familia a comprar determinados libros escolares. Indecopi recordó que existe el acuerdo de “Prácticas éticas en la comercialización de textos escolares en el Perú” donde las editoriales se comprometen a respetar los derechos de los consumidores en la elección de textos escolares para sus alumnos. Se ha sumado a ello el Ministerio de Educación y el Congreso.
Una norma establece que los directores y profesores deben convocar a una reunión en la que presenten, por lo menos, tres libros por cada curso.
El presidente de la Comisión de Defensa al Consumidor del Congreso, Jaime Delgado, afirmó que estos materiales deben seguir los criterios pedagógicos que el Ministerio de Educación establecerá en el Observatorio de Textos Escolares.
No cabe duda que desde aquellos tiempos en que Coquito era el libro que enseñaba a leer a casi todos, muchas cosas han cambiado, la honestidad, por ejemplo, es una virtud cada día más extinta y que en temas como estos hace tanta falta.