Pocos países del mundo deben tener tantos días conmemorativos como los tiene el nuestro. En el Perú somos grandes acumuladores de nombres para rememorar un día, los tenemos de todos los tipos y para todos los gustos, día del Cebiche, del Pisco Sour, del Pollo a la Brasa, del campesino, del librero, del reciclador, del maestro, del ingeniero, del juez, del abogado, del médico, del psicólogo, del periodista, el día anticorrupción, de la no violencia… la lista es larga y variopinta.
La propuesta de la bancada de Perú Posible de establecer el 3 de abril de cada año como el Día Nacional contra el Terrorismo recordando la cruel matanza acontecida en Lucanamarca un 3 de abril de 1983 en donde 69 campesinos fueron asesinados a machetazos y pedradas por las huestes de Sendero Luminoso ha generado una polémica terrible y ha buscado los resquicios y debilidades de la misma para criticarla y reformularla.
La bancada Fujimorista ha pedido que la fecha sea la del 12 de setiembre, fecha en la que se recuerda la captura del líder criminal Abimael Guzmán y que por cierto sucedió en el periodo de Alberto Fujimori. Otra propuesta es la del 22 de abril, fecha en la que se liberó la embajada japonesa que había sido tomada por un grupo del MRTA. También en tiempo de Fujimori y Montesinos.
El objetivo parece que se desvirtúa y pierde su razón y eje porque los fujimoristas se han propuesto fijar una fecha que vincule al exdictador Alberto Fujimori con el día en cuestión, es decir, con algún logro de su gestión para hacerlo perdurable e instalarlo en el calendario cívico de todos los peruanos. - Si así es la cosa y ya que somos tan amantes de añadir días celebratorios y conmemorativos bien podríamos poner al 5 de abril como el “Día de la violación de los derechos parlamentarios” o “Día nacional del golpe de Estado” o al 19 de noviembre como “Día de la renuncia presidencial por fax” al fin y al cabo situaciones vinculantes con el periodo de Fujimori sobran-.
Pero más allá de lo histriónico que esto pudiera resultar, el real problema que existe en el Congreso de la República es la falta de voluntad para legislar y el excelso protagonismo que se persigue en cada una de las sesiones, de las propuestas y proyectos de ley.
Recordar un día o designar un día con nombre propio a los hechos de terror que vivió el país no soluciona el problema de amnesia colectiva en que vive la juventud peruana; jóvenes universitarios que saben al dedillo los seleccionados de Argentina o Brasil desde los años sesenta o que se saben los nombres completos de los integrantes de The Beatles, pero que desconocen quien Fue Abimael Guzmán ú Osmán Morote.
Mientras los congresistas discuten ferozmente y no se ponen de acuerdo en cuál sería la mejor fecha o cuál fecha le viene mejor a cada bancada para hacer perdurable el recuerdo de sus partidos y de sus líderes – aunque estos se encuentren tras las rejas y otros no muy lejos de llegar a ellas – ese movimiento sigue creciendo en las universidades con una propuesta camaleónica que empieza a preocuparnos cada vez más a los peruanos.
De nada sirve que un ser humano celebre una vez al año su cumpleaños con bombos y platillos mientras los 364 días restantes las pasa miserablemente. De nada sirve el día del padre y de la madre si durante el año no hacemos nada por ellos – me incluyó en esa lista pérfida de seres indignos - .
Quizás lo mejor en este momento sería replantear las estrategias para hacer que las generaciones nuevas sepan que existió un tiempo en el Perú en que los coches bomba y las muertes eran el pan de cada día y que eso nunca se debe volver a repetir porque la fuerza de la razón y la indignación siempre podrán más que cualquier apasionamiento político, arcaico y diabólico como lo fue Sendero Luminoso.