Ayer se cumplió el
primer mes de la declaratoria de Estado de Emergencia que hiciera el Gobierno
luego de los hechos que costaron la vida a cinco cajamarquinos de las
provincias de Celendín y Hualgayoc.
Celendín ya estaba militarizado meses antes, no fue un hecho
fortuito esa mímica subversiva que se pretendió plantear para justificar un
estado de emergencia que se había buscado luego de una celada premeditada y que
no fue gratuita porque costó la vida a cinco peruanos. Pese a que hay quien ha
denunciado que existían intereses elucubrados desde la clandestinidad para
desatar el estado de emergencia, nadie ha hecho caso a ello, no se sabe de que
se haya iniciado una investigación – o “aperturado” como dicen equivocadamente
los abogados, jueces y fiscales-
Más allá de los títulos póstumos y las lágrimas francas de
quienes los lloraron con dolor humano quizás ya nadie recuerda ahora siquiera
sus nombres, por eso es preciso recordarlos como las víctimas de una guerra
truculenta y sucia enmarcada en un conflicto de intereses de quienes han
convertido a Cajamarca en su feudo y en donde creen tener derechos y poder
gobernar con intransigencias castrenses y buscar el diálogo mientras apuntan
con una pistola al rostro de los días de nuestros hijos.
José Faustino Silva Sánchez, Eleuterio García Díaz, Antonio
Joselito Sánchez Huamán y César Medina Aguilar fueron las víctimas en la
provincia de Celendín; en Bambamarca lo fue Joselito Vásquez Jambo todos muertos por las
balas del Estado y del desentendimiento. Ahora ellos están muertos, se acabaron
sus temores, los gritos, el hambre y el frío… su recuerdo es una estela que
late en esta parte de Cajamarca, en la capital de la república solo son cifras
de una estadística sangrienta, de un proceso de diálogo fallido; el resultado
de la insensatez de quienes impusieron los fusiles al diálogo.
Ayer nuevamente se
ha prorrogado el estado de emergencia en Cajamarca, Celendín y Hualgayoc, como
si la medida fuera a solucionar el problema, como si la morfina pudiera curar
el cáncer… un padre no puede dialogar con su hijo con una correa en la mano,
del mismo modo que no se puede hablar de diálogo con un dedo en el gatillo.
La presencia de
Garatea y Cabrejos, nuestros fontaneros, ha quedado desestimada por ambas
partes. Gregorio Santos ya lo anunció y el gobierno lo ha hecho tácitamente al
renovar la media de excepción. Hemos vuelto a fojas cero – como también dirían los
fiscales, jueces o abogados…-
Lo que no vuelve a
fojas cero es la vida de los cinco hermanos que murieron en medio de un
conflicto inútilmente – más allá de que se digan muchas frases
bonitas sobre su recuerdo – Ellos ya no están entre nosotros y eso es
todo, la muerte es irreversible y el silencio se encarga después de todo.
Mientras tanto Goyo
Santos empezará a convertirse en el lobo fiero cuando regresen, si es que
regresan, Garatea y Cabrejos y quizás, como ese célebre poema de Darío “Los
motivos del lobo” hasta les diga:
Y recomencé a luchar aquí,/ a me defender y a me alimentar./ Como
el oso hace, como el jabalí,/ que para vivir tienen que matar./ Déjame en el
monte, déjame en el risco,/ déjame existir en mi libertad,/ vete a tu convento,
hermano (Gastón y Miguel) / sigan tu camino y tu santidad."
Y el viento del bosque llevará la oración de los facilitadores que será: "Padre nuestro, que estás en
los cielos..."