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martes, agosto 28, 2012

De la crisis policial



La destitución inmediata de los policías que en un penoso estado de ebriedad agredieron a efectivos del Serenazgo y que además realizaron disparos al aire como si de vulgares delincuentes se tratará, el sábado último en Cajamarca, sienta un buen precedente e ilumina el oscuro historial que esa institución tiene.

El director de la Policía, Raúl Salazar, ha actuado esta vez con tino y aparentemente la sanción se habría hecho de inmediato, además de la apertura de una investigación a los otros malos agentes que estuvieron comprometidos en el bochornoso hecho que trascendió al contexto nacional gracias a los medios de prensa capitalinos.

Los policías borrachos acusaban a los agentes del Serenazgo de ser “simples civiles”, lo que paradójicamente, pasan a ser ellos ahora con la aplicación de la sanción. La apertura de una escuela de suboficiales en Cajamarca ha traído como consecuencia que una serie de sujetos de dudosa aptitud psicológica ingresen a ella y tenemos como resultado delincuentes con uniforme y avalados por el Estado.

Hace solo unos pocos meses una madre de familia y sus dos menores hijas fueron atropelladas en Cajamarca por un patrullero de policías ebrios. La sanción se dio solo al conductor, quien purga prisión en el penal de Huacariz además de estar de baja, sin embargo no se sancionó al policía que indujo a ello al joven policía que manejaba el vehículo y que solo tenía 20 días de servicio en la institución policial. El cobarde efectivo, lejos de auxiliar a la madres y las niñas atropelladas huyó cobardemente de la escena – así quedó registrado en las cámaras de la videovigilancia que había instalado recientemente la municipalidad- La madre perdió una pierna, una de las niñas también sufrió la amputación de una pierna y de parte de los intestinos. El policía solo fue sancionado con un “relevo”. Hoy podrá seguir delinquiendo con impunidad.

Urge que las fuerzas policiales hagan una evaluación concienzuda de aquellos que acceden a sus filas y que se hacen poseedores de un arma de fuego para resguardar el orden público y garantizar la tranquilidad. Mientras torpemente se manda a los jóvenes recién egresados como conejillos de indias a morir  al VRAEM (Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro), se tiene a los más viejos y con mayor experiencia – al menos se supone, que tienen más pericia- retozando en las ciudades declaradas en estado de emergencia como Cajamarca, Celendín y Hualgayoc.

Por las denuncias que recientemente hiciera el sub oficial José Millones  quien resultó herido durante la Operación Libertad en la provincia de La  Convención, región Cuzco, ha sido sometido a un sistemático maltrato por parte de la policía por el hecho de haber denunciado la negligencia y dejadez con la que se trabaja en las fuerzas policiales y en operativos tan delicados.

El Perú necesita una fuerza policial que sea el ejemplo a seguir y no aquella que protagoniza titulares en diarios y noticieros por los escándalos; si bien es cierto que una golondrina no hace verano, en el caso de las tropelías en las fuerzas policiales ya no podemos hablar de una golondrina sino de inmensas bandadas de ellas que ya empiezan a oscurecer el panorama y que amerita un replanteamiento de la estrategia que en la formación de las nuevas promociones se aplica.

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