Pese al fuerte
llanto de su hija de 3 años nada conmovió a una mujer que llevó a su hija a un
local para que le pongan un arete en la ceja, lo que la moda actual llama
“piercing” y que si bien puede ser aceptable que un adulto lo use por voluntad
propia, resulta aberrante que se le imponga a una niña de tres años por el solo
hecho de que a su madre “le parece bonito”.
La madre se reía
cuando la pequeña era sometida a la colocación del “piercing” en la ceja, local que para colmo,
no tenía licencia. A pesar de todo ello, Elvira Chávez Santa Cruz, quien obligó
a su hija a ir al lugar, no le pareció mal lo ocurrido y hasta dijo que a la
menor “le gusta”.
“A mí sí me pareció
bonito hacerle a mi hija. No tengo ningún ensañamiento con eso. Yo no quise
causarle ese dolor a mi hija, pero me gustó que le pusieran eso, no lloró
mucho. No haga un escándalo de una poquita cosa”, expresó la madre.
La ministra de la
Mujer, Ana Jara, condenó este hecho y advirtió que la madre podría ser
procesada por el delito de lesiones graves, por lo que –por tratarse de una
menor- podría recibir una pena de seis a diez años de cárcel.
“Mi absoluta
condena a la madre de la menor, Elvira Chávez, que por el hecho de ser la madre
biológica de la niña no le da ningún derecho a practicar contra su hija este
tipo de actos en los que no solamente la somete a un trauma psicológico, sino
también a un sufrimiento físico”, manifestó la ministra Ana Jara.
Asimismo, indicó
que su sector coordina con la Fiscalía de Lima y el alcalde del distrito en
donde sucedió el hecho para brindar atención integral a la pequeña, así como
disponer la tutela de la misma de acuerdo a lo que dispongan las autoridades
correspondientes.
Cuánta razón tiene
Joan Manuel Serrat cuando refiriéndose a los hijos, en una de sus célebres
canciones dice: Cargan con nuestros dioses y nuestro
idioma, /nuestros rencores y
nuestro porvenir. /Por eso nos
parece que son de goma / y que
les bastan nuestros cuentos para dormir. /Nos
empeñamos en dirigir sus vidas / sin
saber el oficio y su vocación. /Les
vamos trasmitiendo nuestras frustraciones /con
la leche templada y en cada canción.
El
caso de la niña del piercing es uno de los miles que a diario se cometen en
nuestro país en diferentes contextos y que quedan ocultos y sin sanción. A
medida que la sociedad avanza nos volvemos más rudimentarios e indolentes.
La
lista de los niños víctimas de violencia en nuestra patria es extensa así como
la forma en que se los violenta, se violentan sus derechos sistemáticamente
creyendo que el hecho de ser sus padres nos faculta para ello. Ojalá que el
anuncio hecho por la primera dama de: “Nuestras manos no son para golpear sino para
proteger; nuestras palabras no son para humillar, sino para dar ánimo y
estimular” se empiecen a entender en todos los sectores y que
se inicie un verdadero cambio con este sector tan vulnerable y desprotegido
como es la niñez.