Es aceptable que a
veces la gente delinca por ignorancia, pero que sea con pleno conocimiento
resulta condenable, es lo que ha sucedido con un abogado que intentaba ingresar
un celular al penal de Huacariz, sabiendo que es un delito, el torpe abogado
fue descubierto y puesto a disposición de la policía.
De igual manera, lo
sucedido en la provincia de Celendín hace unos días ha resultado un escándalo
innombrable, un médico de EsSalud habría violado a una menor de edad, el hecho
ha sido denunciado por los padres y la Segunda Fiscalía Penal Corporativa de
Celendín ya se encuentra investigando el lamentable hecho.
Existen varios
agravantes en el delito porque la niña en cuestión era paciente del médico, el
que al verse descubierto optó por una salida muy inteligente en la que lo
ayudan algunos colaboradores incondicionales; pidió licencia por salud y
abandonó su puesto con el soterrado pretexto – el motivo: dolencias cardiacas,
corazón que no le dolió cuando violo a la niña-.
El juramento hipocrático
es un juramento público que hacen los que se gradúan en medicina ante los otros
médicos y ante la comunidad. Su contenido es de carácter ético, para orientar
la práctica de su oficio, es también el juramento que se basa a partir de la
responsabilidad del ser humano y conciencia de ella. El texto adaptado en 1945
en la convención de Ginebra dice textualmente:
“En el momento de
ser admitido entre los miembros de la profesión médica, me comprometo
solemnemente a consagrar mi vida al servicio de la humanidad. Conservaré a mis
maestros el respeto y el reconocimiento del que son acreedores. Desempeñaré mi
arte con conciencia y dignidad. La salud y la vida del enfermo serán las
primeras de mis preocupaciones. Respetaré el secreto de quien haya confiado en
mí. Mantendré, en todas las medidas de mi medio, el honor y las nobles
tradiciones de la profesión médica. Mis colegas serán mis hermanos. No
permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones
de religión, de nacionalidad, de raza, partido o clase. Tendré absoluto respeto
por la vida humana. Aún bajo amenazas, no admitiré utilizar mis conocimientos
médicos contra las leyes de la humanidad. Hago estas promesas solemnemente,
libremente, por mi honor”.
Parece que algunos profesionales
de la salud olvidaron su juramento o fue una mera hipocresía, son los hijos del
deshonor ¿Quién blinda a una persona que ha delinquido con impunidad? ¿Quién va
a reparar el daño causado a esa niña en Celendín? ¿Cuántas niñas más tiene que
violar esa persona para que aplique una verdadera justicia?
En la misma
provincia, hace unos meses sucedió lo mismo con otra persona, esta vez el
violador era el hermano de un fiscal ¿Cuál fue el desenlace de ese caso? En lo
personal no me gustaría que mis hijas fueran atendidas por un médico que ha
cometido una violación y creo que debe ser el sentir de todos los padres del
mundo.
Ayer solamente el
Primer Juzgado Penal del Callao condenó a cuatro años de prisión suspendida a
los médicos traumatólogos que amputaron por error la pierna izquierda de Jorge
Villanueva Morales, de 88 años, en el hospital Alberto Sabogal de Essalud, en
enero de 2010. Se ha sentado un buen precedente, ojalá que en Celendín se haga
justicia y que no prime el hecho de que se trata de una familia humilde.
Una violación es lo
peor que le puede suceder a un ser humano, la niña ha sido mutilada de su vida
normal, se le han quitado los sueños de cualquier ser de su edad. Es hora de
que las cosas en nuestro país cambien definitivamente y es tiempo en que
llamemos con valor y con verdad a las cosas por su nombre, delincuente al
delincuente, violador al violador, las autoridades pueden cambiar el final
trágico de esta historia y devolverle a esa niña un poco de esperanza en su
destrozada vida.