Lo sucedió en el conflicto con la prórroga del estado
de emergencia no hace otra cosa que reivindicar la postura impositiva de un
gobierno que no está dispuesto a dialogar y que lo único que busca es ganar
tiempo ¿para qué? La intransigencia viene de ambos flancos y la
irresponsabilidad también, mientras tanto nuestros hijos van a clases cruzando
las plazas apuntados por fusiles – esto sucede en Celendín donde mis hijas
asisten a clases diariamente, es un hecho irrefutable, innegable, aunque
personal-
Mientras las calles estén militarizadas, aun
solapadamente, el turismo seguirá colapsado. Nadie va a venir a conocer el
Cuarto del Rescate después de las imágenes que los canales capitalinos y los
periodistas de la extrema derecha pasan a diario haciéndonos pasar como
una tribu de salvajes. Nadie quiere venir a una ciudad en donde los
helicópteros de la policía y el ejército hacen turismo nocturno, generando
malestar y temor sin ninguna razón ¿Por qué sobrevuelan las ciudades de
Cajamarca, Celendín y Bambamarca por las noches? ¿Qué estrategia es esa que
aplica el gobierno con el dinero de los peruanos? ¿No sería mejor que los
policías disfrazados sigan a quien deben investigar y no a los periodistas o
gente que consideran incómoda? Qué fácil es pedir que se prorrogue el
estado de emergencia desde un cómodo canal limeño o desde una oficina editorial
de un edificio capitalino; pedir que se militaricen ciudades en donde uno no
habita ni su familia, donde no importa lo que pase o quienes mueran.
Se dice que el estado de emergencia garantiza la paz
social, pero no se dice que mientras este dure no vamos a tener turistas ¿Por qué no se defiende con el mismo fervor
que se defienden a las empresas privadas al turismo de Cajamarca? Mientras
tanto se deja acéfala a la Dirección Regional de Turismo -en buena hora por un lado, la
Sra. Angélica nunca estaba en su oficina, se pasaba más tiempo en su natal
Chiclayo que en Cajamarca y la presión le impedía dar entrevistas a medios de
comunicación que ella no consideraba “amigos” – pero el círculo vicioso
continúa y el turismo sigue en picada aunque a cierto sector no le conviene
mencionar más el asunto porque hoy ya no es por los huelguistas sino por los
militares y policías, entonces el estado de emergencia es una espada de Damocles
sobre Cajamarca y los cajamarquinos, reconozcámoslo.
El gobierno tiene la obligación de buscar la
viabilidad del diálogo a través de los mecanismos que más le convengan con las
autoridades electas por el pueblo de Cajamarca, lo demás es solo dar falsos y
vanos protagonismos a intransigentes que han demostrado que son ases para
entorpecer el diálogo y retroceder lo avanzado.
Hay tanta responsabilidad por la debacle turística en
los convocantes al paro como por el estado por seguir convocando a un estado de
emergencia en vez de buscar una solución definitiva a este conflicto. Los
paliativos son solo eso, atenúan pero no curan la enfermedad y mientras no se
la cure seguirá avanzando.
Al final no hay fecha ni plazo que no se cumpla, pero
tampoco cuerpo que lo resista ¿Cuántas prórrogas más? ¿Cuántos decretos más? En
cualquier momento se puede romper el crin del caballo que sujeta la Espada de
Damocles ¿y entonces quién o quiénes, serán o seremos, los próximos
muertos?