El problema del hospital de Cajamarca cada día tiene nuevos ribetes, la petición de hace un tiempo atrás era la de un nuevo local porque se argumentaba con razón que el local era vetusto y que no ofrecía las garantías mínimas para ser habitable.
Otra de las críticas que se hacía a ese hospital era el del obsoleto equipamiento que se tenía, se hablaba de equipos médicos desfasados y en mal estado, con varios años de sobreuso y con equipos que además representaban un alto riesgo para cubrir las emergencias que se presentasen.
Hoy el nuevo hospital está terminado y estructuralmente tiene espacios que prestan garantía para un hospital de ese nivel y que además arquitectónicamente ha sido construido con todas las necesidades que exigen los hospitales en la actualidad, sin embargo hoy el cuerpo médico ha decidido no trasladarse a esos ambientes, temporalmente.
Se ha propuesto incluso que se conserve el viejo hospital como un hospital de apoyo al nuevo, lo que no resulta ilógico dadas las dimensiones fabulosas que ha tomado la ciudad en los últimos 20 años, pero todo ello pareciese que se trata de un pretexto por la distancia en que se encuentra el nuevo hospital con respecto al centro de la ciudad.
Definitivamente la ciudad creció a grandes pasos, un día nos dimos cuenta que el poco valle cajamarquino que quedaba en los ochentas se fue destruyendo en la década del ´90 y más aún en la última década en la que se han abierto paso construcciones fabulosas que han dejado a las áreas verdes convertidas en un micro valle.
Parte del proceso de adaptación de los seres humanos está en el cambio, el hombre es el más renuente al cambio y eso se ha demostrado a lo largo de la historia en muchas formas, cuando los cambios no son progresivos y se los hace de manera violenta son terribles y parece que eso es lo que sucede con la mayoría del personal de viejo hospital.
El traslado al nuevo local implica mayor gasto en movilidad, mayor gasto de tiempo, alejarse de consultorios y laboratorios conocidos y hasta queridos, de bares frecuentados a menudo, de restaurantes cercanos y hasta de la gente que vive cerca a él y que de algún modo son el vecindario con el que uno convive en el diario trajinar.
Pero más allá de ello la vida está hecha de cambios, de renovación permanente. El nuevo hospital fue construido para ser habitado, para llenarse de gente, de pasos y llantos, de nuevas historias de vida y de muerte.
Hay espacios que nacen para ser una casa y generalmente son felices, otros que nacieron para ser ocupados por un campo deportivo y son más felices todavía, otros con menos suerte son hospitales y otros con poca suerte son cementerios. El hospital nuevo fue construido para ser habitado y aliviar las tragedias, hoy solo espera a los hombres y mujeres de blanco para empezar sus labores cotidianas, de cada día, de cada instante.