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domingo, junio 12, 2011

¿Matar o ayudar a morir?


Absolutamente desafortunada ha sido la idea de funcionarios municipales de exterminar canes envenenándolos con un potente producto químico para poner fin a los días de decenas de perros callejeros.

Suena inverosímil y resulta inaceptable que en pleno siglo XXI se envenenen perros vagabundos en un afán de cuidar el ornato de la ciudad. La idea es descabellada y genera un impacto emocional en los niños que es atroz, un niño que ve morir a un perro en esas circunstancias se queda marcado de por vida, más si el can en cuestión es su mascota.

La idea de los funcionarios municipales es primitiva y desfasada, convertir a las calles de Cajamarca en cámaras de la muerte matando indiscriminadamente a los perros vagabundos con un método que ha sido desterrado hace décadas de países tercermundistas.

El problema pasa por que educar a la población, hacer ordenanzas y leyes más estrictas, con la tenencia de mascotas (perros), sanciones a los dueños por las embarradas de sus mascotas, desde lo que ensucian o molestan, hasta el daño que provocan, deben responsabilizarse, como debe hacer un padre con sus hijos...

Esta eliminación de animales sobrantes se convierte en una situación normal que no educa a la población en la tenencia responsable por sus animales de compañía: "total, si los boto en la calle ya los recogerán”. Esta es una mala manera de enfocar el problema, porque se cae en un círculo vicioso de sobrepoblación de animales, que lleva al abandono, causa de los animales callejeros, que son eliminados por eutanasia, y así sucesivamente.
Por el contrario, si se opta por la esterilización se actúa sobre la causa (se impide el nacimiento de nuevos individuos) y se promueve una alternativa más humanitaria al favorecer la salud de los animales (previene enfermedades de transmisión sexual entre los animales, transmisión de parásitos, mordeduras, focos de rabia, heridas por luchas territoriales, etc.) mejorando sustancialmente a su vez la relación que los animales establecen con su entorno (al detener la producción de hormonas sexuales, el animal tiende a calmarse y a quedarse en casa: ya no debe luchar por el territorio, por la reproducción ni por la hembra).
Muchas instituciones de salud animal, entidades animalistas o medioambientales, entre otras, promueven la esterilización como método efectivo de la sobrepoblación de animales. Dicho método es aplicado en los refugios o en operativos quirúrgicos a bajo costo para la población. Y esto último es muy importante, pues se requiere de una fuerte política de implementación e involucramiento ciudadano, con énfasis en la tenencia responsable de animales de compañía y la búsqueda de una mejor convivencia entre personas, animales y salud pública.
La solución no es el exterminio masivo, además de que es una salvajada causa daño irreversible en los niños, en la gente que ama a sus animales y que sabe que la solución no es la muerte, sino que debemos empezar a educar a las personas, empezando, como no, por nosotros mismos.
Las leyes castigan a los hombres que matan a un congénere, ¿por qué no se castiga a quien mata de esa manera a los animales? No se trata de eutanasia, se trata de una vil matanza.

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