Alan García, presidente del Perú, no ha cesado en sus intentos distractores mientras la bancada fujimorista cocina el indulto de Alberto Fujimori, ha llegado incluso a reunirse con el electo presidente Ollanta Humala para, entre otras cosas, tratar el tema del indulto del exdictador. El hecho de ser expresidente parece que juega a favor de Alberto Fujimori, es decir, vivimos en un país en donde un presidente puede elucubrar, planificar y ordenar la ejecución de asesinatos con libertad, porque al fin y al cabo será absuelto por ello.
Probablemente Antauro Humala, hermano del electo Ollanta, no mató a nadie en su vida con sus manos y purga prisión como es debido por ese alzamiento en armas de Andahuaylas que costó la vida a 4 policías. Alberto Fujimori, seguramente que nuca mató a nadie, con sus manos, pero sí ordenó el aniquilamiento de estudiantes y de quienes, eran considerados senderistas o sospechosos por un servicio de inteligencia corrupto y criminal.
¿Por qué un ex presidente al que se le ha comprobado crímenes de lesa humanidad y que purga prisión por una serie de delitos debe ser liberado?
Pero García Pérez, con el largo “rabo de paja” que ostenta, sabe que con liberar a Fujimori no es suficiente, por eso se alió con los fujimoristas para, además, dejar el camino expedito a los que purgan prisión por actos de corrupción y una vez concluido su mandato sean liberados, y como si fuera poco, limpiados, honrados y con el honor resarcido, con un “punto de oro” al pasado lleno de latrocinios y de corruptela.
Una de las acciones más notables y más terriblemente ingenuas ha sido la del Cristo del Pacífico, un elemento que busca distraer al pueblo peruano mientras la Cuculiza, Rafael Rey, Souza y toda esa estirpe de sátrapas tejen el indulto, la impunidad buscando instituir la ilegalidad como la ley Nº 29703. Cristo que no solo es una monumental obra (por el tamaño), sino que también es un monumental escándalo porque nadie da nada a cambio de nada; el cuento de la generosidad brasilera García puede contarle a su pequeño Federico Dantón, quizás él pueda creerle.
Ya el hecho de que Fujimori esté en la DIROES es un gesto bastante benévolo que el gobierno ha tenido con el reo Alberto Kenya Fujimori, pero de allí a pretender la exoneración de sus crímenes amparado en un indulto humanitario es ridículo; quien nunca tuvo un gesto de humanitarismo con los miles de desaparecidos, quién ordenó la esterilización forzada de miles de mujeres peruanas para acabar con la pobreza, quién se robó seis mil millones de dólares del Estado, quién fugo del país burlándose de millones de peruanos para después postular a una senaduría en Japón con la más cara dura del mundo, no merece ni siquiera una petición humanitaria.
Las cárceles peruanas están plagadas de enfermos terminales de SIDA, cáncer y otras que los extinguen lentamente, miles de presos que no tienen médicos de cabecera ni tratamientos sofisticados y que apagan su dolor con la muerte lenta. Un indulto humanitario no merece ensuciarse liberando a un genocida.
Alan García puede seguir haciendo ese doble juego inmoral, siempre estuvo acostumbrado a hacer trastadas cuando veía que el cetro de poder se le acababa. Va a indultar a Fujimori antes del 28 de julio con previo discurso complaciente y lleno de citas a la concertación. Y todos aquellos que esperaban liberar a sus líder y abrir las cloacas para que las ratas sean libres lo van a aplaudir, lo querrán más que nunca y el gordo grandulón, de ego elefantiásico, tendrá entonces el camino expedito para volver el 2016, sonriente, bailarín y más humanitario que nunca.