• ¿Beneficios sociales o sexuales?
La semana pasada Perú fue el protagonista de una noticia que dio la vuelta al mundo y no lo hizo en 80 días, sino en menos de 80 segundos, gracias a la tecnología José Antonio Bohuytrón Solano, párroco del templo la Medalla Milagrosa de la ciudad de Trujillo, departamento de La Libertad se hizo más famoso que el Papa gracias a una filmación en donde se lo muestra manteniendo relaciones sexuales con una de las trabajadoras de esa parroquia.
El camarógrafo: nada menos que el esposo quien había añadido un toque introductorio al video en donde se observa el momento en que el marido “vejado” ingresa a los ambientes parroquiales, hace un recorrido y finalmente – luego de haber filmado varios minutos del acto sexual- decide irrumpir a gritos para sorpresa del sacerdote y sin la mínima vergüenza de la mujer quien al verse descubierta solo opta por realizar una rápida higiene de su cuerpo… y asume una actitud de calma extremadamente sospechosa.
Hasta ahí se trataría de un caso más de un clérigo que olvida sus votos sacerdotales y que ha mordido de la manzana prohibida, además de incumplir el sexto mandamiento, aquel de “No desearás a la mujer de tu prójimo…”, sin embargo conforme han pasado los días y se ha realizado una ampliación de las investigaciones sobre este caso pareciera que el esposo “engañado” no solo hizo de camarógrafo sino que también fue director y guionista de un escabroso capítulo en el que no tuvo reparos para otorgar el papel principal y pornográfico a su propia esposa y madre de sus hijos.
Alfonso Puclla, “el hombre engañado” afirmó después de haber hecho público el escándalo que continuará junto a Teodolinda Amaya – la esposa infiel- por su parte todo el tiempo esgrimió una coartada de víctima de acoso sexual y de haber sido forzada por el sacerdote – lo que no parecía en las imágenes pues no solo no existía violencia sino que era la enésima vez que sucedía según palabras de la misma Amaya - y que ella habría sido despedida cuando reclamó a José Bohuytrón que le pague sus beneficios sociales por haberla despedido.
Tal parece y las investigaciones lo han están confirmando que la pareja de esposos efectivamente le tendió una trampa al sacerdote quien gustoso mordió de la manzana prohibida y luego de negarse a pagar una extorsión su video salió a luz y tuvo una fama vertiginosa que muchos figuretis deben haber envidiado.
En sí, todo indicaría que más que el pago de beneficios sociales se trataría de una pareja con intenciones de cobrar beneficios sexuales sin el menor reparo. Surge entonces la duda ¿Qué o quién es peor? ¿Un sacerdote que olvida sus votos sacerdotales o un hombre que vende a su mujer? En realidad se trata de un empate técnico, ambas posiciones son despreciables, degradantes y amorales.
El sacerdote ha sido sancionado por los estamentos eclesiásticos competentes y además ha recibido una sanción moral dura de parte de un sector de la iglesia – incluido el “impío” de Cipriani- pero las investigaciones deben continuar hasta develar la real situación que hizo que José Antonio Bohuytrón descubra su irrefutable deseo de amar y que muerda de la manzana doblemente prohibida, por su investidura y porque pertenecía a una cesta ajena.