Hoy 19 de noviembre, como cada año desde 1999, se celebra el “Día Internacional del Hombre (DIH)”, la fecha fue inaugurada en 1999 en Trinidad y Tobago, luego se extendió a Australia, Estados Unidos, Canadá, Rusia, Jamaica, Hungría, India, Irlanda, Malta, Reino Unido y Perú, el que fue uno de los primeros países en celebrarlo aunque no fue muy difundido.
Su fundador, el Dr. Jerome Teelucksingh, de la Universidad de las Indias Occidentales en Puerto España, organizó los primeros eventos conmemorativos: un seminario público acerca de la violencia y los crímenes domésticos y una presentación sobre la importancia de la vida matrimonial.
Cada 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer, parece que en contraparte a ello surgió el poco célebre Día Internacional del Hombre, fecha que en realidad suele sorprender a muchos por la poca difusión que ha tenido en muchos países y de manera muy especial en el nuestro.
Los objetivos generales del “International Men’s Day” o en castellano “Día Internacional del Hombre”, y que son avalados por la ONU, son abogar por una imagen más positiva del hombre en la sociedad, una mejora de las relaciones de género y la atención pública hacia temas de salud varonil cáncer de próstata y depresión, entre otros.
Pero ¿qué es ser un hombre? ¿Acaso es solo ser esa persona de sexo masculino que tiene la apariencia, comportamiento o cualidades que se consideran propias del ser masculino y adulto como la fuerza, el valor, la sensatez y la falta de temor? ¿Qué determina ser un hombre y no serlo?
Ser hombre está más allá de una forma física, aunque en el Perú machista y equivocado ser un hombre signifique llevar los pantalones y ser un hombre esté unido a los juegos rudos y peleas constantes, a golpear mujeres y jactarse con los amigos de haber vencido a un ser débil e indefenso. De mandar en la casa a una mujer frágil y a unos hijos que absorben como una esponja la suciedad incivilizada de ese machismo y que lo aceptan porque piensan que la vida es así.
Ser hombre es mucho más. Llevar el pan, construir a pocos la felicidad con ladrillos diarios de momentos y de adobe, de arcilla cocida. Ser un hombre es despojarse un día domingo del traje de formalidad y ayudar en los quehaceres, cocinar o lavar, planchar y cuidar los detalles del mañana que siempre atisba cercano.
Ser un hombre es sinónimo de amar, de escuchar, de comprender y de ceder cuando es preciso, de ocultarse para discutir las cosas que tienen solución y que a menudo nos angustian sin motivo. Ser un hombre significa reconocer que nos equivocamos y aceptar nuestros errores, pedir disculpas.
Ser un hombre es pelear por los ideales que uno aprendió y por lo que sabe que es justo, ser hombre también significa decir te amo, pero decirlo a viva voz, también llorar; solo las máquinas no lloran, solo las piedras…
Ser un hombre es adentrarse en los problemas de los hijos y tomarlos de la mano para decirles que todo pasará, es escucharlos, abrazarlos, velar su sueño mientras duermen y enseñarles que el mundo de verdad no esta lleno de hombres sino de seres humanos, de almas iguales.