Hace unos días nuevamente el centro histórico de nuestra ciudad fue escenario de marchas callejeras que insultaban a la política asumida por el actual gobierno, al paro de trabajadores del Sutep se sumó la convocatoria a la paralización de la CGTP. Los trabajadores estatales marchaban por las calles de la ciudad despotricando contra todo lo que tuviera que ver con el gobierno aprista. Pero su paranoia llegó a límites insospechados cuando una pobre mujer quien vende platos fríos en la puerta de la casa del partido aprista fue una víctima inocente del saqueo y vandalismo de un grupo de sediciosos que además de insultarla le arrebataron parte de sus productos y enseres.
Definitivamente el río había sido agitado, revuelto y los oportunistas de siempre no estaban dispuestos a dejar pasar esta oportunidad y demostrar sus malos hábitos de arribismo y oportunismo. Humala en Lima se unió a la marcha exigiendo un nuevo presidente y empezó con el discurso enfermizo de siempre, aquel que habla de la patria libre y soberana. Mientras su seguidor Werner Cabrera marchaba gritando enloquecido en pro de la defensa de los profesores, olvidado de la Comisión de Cultura congresal a la que él pertenecía y olvidando el bochornoso espectáculo que protagonizara días antes en una conocida cantina en nuestra ciudad.
Subido en un improvisado tabladillo en la Plaza de Armas y mientras cuatro ayayeros (cargantes, empalagosos, franeleros, sobones) le agitaban banderas humalistas el improvisado congresista empezó su elocuente y turbador discurso, lo chavista le salió de inmediato, hizo alarde de ser el embajador de Venezuela y advirtió ser tenaz defensor de los derechos de los profesores que en su congoja veían en él a un hombre que podía redimirlos de su lucha y sus protestas. Werner sabía que el río revuelto de los días había dejado muchos peces del Sutep en las calles y era momento oportuno para lanzar las redes de la apología barata para ganar adeptos dolidos y desesperados y no dudó en salir a la palestra pese a haber sido el hazmerreír de la prensa nacional y local luego de su penosa aparición en un medio televisivo, donde ebrio e iracundo maldecía tal cual lo hace su jefe Ollanta de un gobierno en donde él es un engranaje más.
Lo mismo sucedió con Doris Cabanillas quien sumándose a las protestas formó parte de una marcha antigobierno, aquel personaje que poco tiempo atrás se fotografiaba feliz a lado de Alan García, esta vez lanzaba peroratas anti apristas y exigía la cabeza del presidente y un cambio inmediato de gobierno, se olvidó que había postulado sin éxito a una curul por el Partido Aprista Peruano, se olvidó que intentó ser regidora por el mismo partido y se lanzó a la aventura de pescar en un río revuelto aunque olvidó que las redes de su popularidad se habían roto hacía tiempo.
El Sutep criticó la presencia oportunista del primero y el Partido Aprista se indignó ante la actuación de la segunda a quien calificó de traidora. El oportunismo y la traición son dos defectos abominables en la política peruana. Más valdría que Cabrera defendiera el Bosque de piedras que esta siendo dinamitado por caleras que trabajan para las mineras a las que él odia, antes que estar presentándose en las plazas públicas como embajador venezolano. Los bosques se ubican en Chota, en su tierra natal, justifique sus honorarios defendiendo a quien lo llame no lanzando redes bolivarianas en los ríos revueltos de nuestra patria.