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lunes, enero 28, 2013

Habrá otra muerte en el terminal pesquero




El crimen del empresario pesquero que fue ejecutado a balazos del 21 de agosto del 2012 abrió una estela de muerte y crimen en Cajamarca, sucedió en la intersección de los jirones San Sebastián y Av. Perú, barrio Casurco. Elmer Ausberto Díaz Cabellos tenía 38 años y era el principal abastecedor de productos hidrobiológicos a las principales cebicherías de Cajamarca, el crimen sigue irresuelto.

El 28 de octubre cinco personas fueron victimadas a tiros en el interior de un local nocturno clandestino, ubicado en la avenida Vía de Evitamiento Sur N° 1796, en donde murió la conocida como “Tania” quien regentaba un burdel, el crimen también fue cometido por un grupo de sicarios que llegaron hasta el lugar en motocicletas y un vehículo negro de donde descendieron y ejecutaron a las víctimas.

El crimen producido la última semana de noviembre del 2012 donde acabaron con la vida de Juan Carlos Ruiz Mendoza de 35 años, quien murió de un balazo en la cabeza, en el terminal pesquero de la Av. Independencia, continuó con la estela negra de muerte y orfandad.

El más reciente crimen que le costó la vida a Hugo Javier Culquitana Vigo y que ha dejado heridos gravemente a otras tres personas es otra prueba más de la inseguridad en la que se vive en Cajamarca. Los sicarios lo ejecutaron el último sábado a mansalva mientras la desidia de la Policía Nacional no hace hasta el momento un plan que ponga fin a esa ola de muertes.

Sabemos que en los próximos días las muertes en el terminal pesquero van a continuar y lo que es peor, los delincuentes también  lo saben y saben que pueden actuar sin reparos porque no parece haber ninguna estrategia de inteligencia ni de nada. Mientras la Policía Utiliza al “Servicio de Inteligencia” en hacer seguimientos de periodistas independientes, averiguando sus vidas personales, o incomodando con citaciones infundadas buscando generar malestar en las denuncias que se hacen públicas y que a los corruptos no les gustan… los sicarios siguen haciendo de las suyas en Cajamarca.

Mientras los policías y serenazgos son denunciados por golpizas sin sentido contra pacíficos ciudadanos y las labores de algunos gendarmes solo se reducen a capturar a simples carteristas, los crímenes en Cajamarca siguen siendo un factor recurrente que no tiene cuando acabar.

Como la desfachatez no tiene límites, hubo un gendarme de alto rango, que felizmente ya no se encuentra en esta ciudad que se atrevió a negar descaradamente la presencia de sicarios en Cajamarca pese a que las muertes sucedidas una tras otra evidenciaban otra cosa.

Lo de “estamos tras los pasos de los criminales y su captura es cuestión de horas” solo suena a frase malhecha y repetida a epílogo de novela policial o de comic sensacionalista. La verdad es que en Cajamarca no hay un plan organizado de seguridad que rinda frutos o que pueda siquiera darnos cierta tranquilidad.

Los próximos muertos sabemos que se producirán en el terminal pesquero, porque no hay vigilancia y porque los miles de soles que se mueven diariamente en ese lugar han hecho que nos convirtamos en una ciudad como cualquiera de México, en donde la muerte ronda y llega sin miramientos. Curiosamente vivimos en una ciudad insegura porque los policías cuidan las inversiones mineras que pagan más que cualquier entidad bancaria, tenemos una escuela de policías de la que cada año ingresan cientos de policías pero no sabemos a dónde van y los pocos que merodean por la ciudad solo hacen seo, merodear con cámaras y filmadoras siguiendo a sus fantasmas mientras los sicarios traman la próxima muerte y ya sabemos en donde será.


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