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miércoles, noviembre 30, 2011

Un alcalde menos ¿qué importa?


En el clímax de un conflicto que empezaba a teñirse con los primeros heridos, el día martes, el alcalde de Celendín, Mauro Siles Arteaga García, abandonó el barco que timoneaba y decidió  desertar con un estilo muy personal, se confundió entre la gente que protestaba y después sencillamente desapareció. Caída ya la tarde y cuando el pueblo que lo había elegido empezó a echarlo de menos, él optó por el silencio por varias horas, escondido en algún lugar que nadie sabe, en algún lugar que nadie conoce.

Se acercaba la noche y cuando la prensa empezaba a especular sobre su paradero y se empezaban a tejer historias sobre una desaparición forzada o provocada por sabe Dios que circunstancias, una llamada ingresó a la radio, era la que daba cuenta del alcalde fugitivo y que anunciaba que el burgomaestre había decidió salir de las situaciones ediles, de la política y los protocolos y adentrase en la clandestinidad.

Mauros Siles Arteaga, alcalde por el partido de Gregorio Santos Guerrero (MAS) aduce que ha sido amenazado de muerte y que su vida y la de su familia corren riesgo, por eso él ha preferido dejar la alcaldía, dar un paso al costado porque mucha gente, según dice, lo odia y lo acusan de haber recibido dinero de algunos sectores para actuar en contra de Celendín, por eso se escondió y así como lo hizo su antiguo exlíder Alberto Fujimori, renunció a la distancia. Un alcalde no puede renunciar porque la ley se lo impide (1) por eso Siles dio su paso al costado por teléfono; Fujimori en cambio lo hizo por fax.

La Municipalidad de Celendín ha quedado en manos de la primera regidora Victoria Ortiz Rojas joven y novel regidora, quien tiene ahora la responsabilidad de afrontar la crisis que se vive en la provincia de Celendín debido a la actitud temerosa de Mauro Siles. La población, como era de esperase, ha tomado el hecho como un acto de cobardía y de incredulidad ante las supuestas amenazas, lo cierto más bien, según indican, fue que se sintió incómodo porque tenía una afable simpatía por las personas que trabajan en el proyecto, quizás otro era su destino.

No se puede ni se debe juzgar a nadie sin saber la verdad o las motivaciones a ciencia cierta, sin embargo el señor Mauro Siles debe tener pruebas tangibles de lo que ha denunciado a los medios de comunicación para dejar la alcaldía después que ya antes había ejercido ese cargo hasta en dos periodos con la camiseta fujimorista.

Dicen que los auténticos lideres son los últimos en abandonar a sus seguidores, que los buenos capitanes mueren cuando su barco se hunde sin abandonarlo, que los hombres de verdad son los que luchan por sus ideales hasta el fin.

Al final la vida no deja de ser una partida de ajedrez, con reyes y reinas, caballos y alfiles, torres y peones entre las complicadas casillas de los días. Cada jugada abre nuevas posibilidades, muchas veces los desaciertos se pagan caro, otras simplemente conducen a la mediocridad, pero también hay quienes se sienten en jaque  prefieren abandonar la partida porque conocen sus limitaciones y entonces, humillados, vacilantes y avergonzados toman su rey y lo inclinan ante el otro como última jugada de una partida que se perdió ante el público soberano que contempla con pavor o con repudio, con tristeza o con vergüenza.

(1) La Ley Orgánica de Municipalidades establece que el cargo de alcalde es irrenunciable y las causales de vacancia pueden darse por muerte, enfermedad y corrupción.  De darse una causal de vacancia, a quien le corresponde asumir de forma inmediata es al teniente alcalde (primer regidor).

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