El paro regional convocado por el presidente regional, Gregorio Santos Guerreo, ha sido una muestra de que los cajamarquinos exigen una revisión al Estudio de Impacto Ambiental, que fue oleado y sacramentado nada más y nada menos que por Felipe Ramírez del Pino, ex gerente de Minera Yanacocha.
Lamentablemente una vez más nos damos cuenta que los seis congresistas que Cajamarca, y por ende los cajamarquinos, elegimos son congresistas inútiles, -solo nos queda un congresista que a todas luces busca un show mediático; como el tomar un traguito de agua junto a un minero y buscar las cámaras y los flashes- los congresistas que los cajamarquinos hemos elegido están ausentes en todo evento importante, solo mandan notas de prensa cuando “regalan” sillas de ruedas, cuando la UTC mete goles o cuando opinan sobre temas de actualidad y tienen la suerte de ser escuchados, -aunque nunca tomados en cuenta- en el parlamento. Ayer los congresistas hicieron mutis, excepto, claro, Jorge, que en eso de tomar agua contaminada es experto, pues es de Bambamarca, lugar que fue contaminada hasta la saciedad por las mineras de Hualgayoc.
Hace quinientos años que venimos quejándonos del vejamen de la captura de Atahualpa, del cuarto de oro y de los dos de plata, de los abusos cometidos y de los indígenas que cargaban el precioso metal en llamas para entregarlo a sus abusadores. Hoy la historia ha cambiado, es verdad; hemos entregado más un cuarto de oro cada tres días y de plata ni contar, somos los mismos peruanos los que lo cargamos, no en llamas, sino en aviones. ¿Qué va a ser del mundo cuando el agua falte? ¿Qué va ser de las plantas y los animales? ¿Qué de nuestros hijos cuando esto acabe? Necesitamos el agua más que nunca, más que ayer y nunca ahora como mañana. Sin el agua no hay vida. Una persona puede vivir una semana sin comer, pero no puede vivir tres días sin agua, estamos muriendo lentamente y nosotros somos los culpables.
Hablamos de inversiones con responsabilidad, pero sabemos que eso es mentira, sabemos que cuando una geomembrana se rompe, nadie la parcha, sabemos que eso pasa con frecuencia y no hemos dicho nada. Un hombre no va a vivir cien años, una montaña de miles de años es dinamitada en busca de oro ¿De qué nos sirve el oro si nos quita el agua? ¿Qué va a pasar con la tierra si no hay quien la fecunde?
Los antiguos peruanos dependían del agua y la idolatraban, respetaban los apus porque sabían que en ellos estaba la vida. Nosotros no hemos respetado nada, hemos perdido nuestra identidad por unas monedas ¿De qué nos asombra judas o Filipillo si somos lo mismo?
Algunos comunicadores salen en sus programas exhibiendo sus juguetes cibernéticos. Hoy dicen blanco, mañana negro; esos juguetes no durarán más de cinco años, la verdad en cambio es perpetua, como el agua, como la vida que Dios nos dio para cuidarla y respetarla. Un día las generaciones que vengan nos preguntarán por lo que hicimos. ¿Qué les responderemos?