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miércoles, mayo 04, 2011

Tierra de nadie


De un tiempo a esta parte la ciudad de Cajamarca se ha convertido en tierra de nadie, a vista y paciencia de municipales, Serenazgo y Policía Nacional se hace lo que gusto y gana da a cuanto comerciante, entidad financiera o mercachifle se le viene en gana.

Las entidades financieras estacionan docenas de motocicletas frente a sus locales, no importa si son zonas rígidas, ellos tienen, pareciera que así lo fuera, una licencia que los faculta para ello.

Los comerciantes de roscas apostados en el jirón Amalia Puga frente a una entidad financiera que convirtió a esa calle principal en su garaje generan un caos cotidiano inaceptable, más si se tratan de comerciantes que no son vendedores de esquina - como si lo son las señoras que venden chochos, habas, o mote cuyo único patrimonio son esos productos- hablamos de empresarios con razón social y capitales nada desdeñables  que infringen la ley sin miramientos.

Los comerciantes de muebles son una historia aparte, han convertido a las veredas en espacios de exhibición obligando a los transeúntes a desplazarse por las pistas, exponiéndose a un accidente. No solo han tomado las veredas, sino que también lo han hecho con las pistas sin el menor respeto del derecho de los demás.

A diario se ven estas escenas en los jirones Amazonas, Tarapacá, La Mar, Amalia Puga, Apurimac, Chanchamayo, Leguía y otras calles del centro de la ciudad. – sin dejar de lado, por cierto el jirón Pisagua en donde está ubicado el Banco de la Nación y que ha sido atiborrado por buhoneros, mendigos y zampones merodeadores buscando la oportunidad para hacer su abordaje -

Las ferreterías exhiben en las veredas sus tanques, carretillas, fierros, rollos de alambre y otros artículos, sucede lo mismo con las tiendas de muebles y celulares del jirón La Mar por donde se hace obligatorio transitar por mitad de la pista.

No hablamos de un problema de comerciantes ambulantes, nos referimos a tiendas con establecimientos definidos que toman las aceras ante la inacción de la municipalidad, ante la falta de capacidad de un plan de sanciones que ponga fin a este problema.

Cajamarca ha superado los doscientos mil habitantes, las calles estrechas por el diseño original de la colonia es un caos en el que se agregan combis, microbuses, mototaxis, taxis y carros particulares que han convertido a la ciudad en una urbe donde impera el desorden, sumemos a esto la invasión de la vía pública y tendremos como resultado un infierno urbano ingobernable.

Cuando es el aniversario de Cajamarca se le hacen homenajes con bombardas y costosas celebraciones, se llevan flores a los hombres que las forjaron y se dicen cosas bonitas mientras se bebe whisky con los impuestos del pueblo, pero se olvida que Cajamarca tiene otras facciones, otros rostros que están más allá de la Plaza de Armas y del Qhapac Ñan, rostros que deberían tomarse en cuenta y que representan segmentos de Cajamarca que  también son parte de esa ciudad bella e histórica.

Balcon Interior

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