A mediados de los ochenta surgió la urbanización José Sabogal, más conocida como FONAVI I ya que el conjunto residencial era parte de las casas que entregaba el Fondo Nacional de Vivienda (previo sorteo) a varios afortunados profesionales que pertenecían al Fondo de Vivienda.
Mucho costó a los primeros habitantes de esa zona el conseguir que las calles del perímetro se asfalten; en aquellos tiempos la ciudad terminaba en ese ángulo. Más allá del colegio Cristo Rey no había más que campo y lo mismo sucedía con la flamante urbanización que fue bautizada con el nombre del ilustre pintor cajabambino.
La urbanización fue diseñada con pasajes peatonales, parques de estacionamiento y algunas áreas verdes. Los angostos pasajes peatonales lucieron por años jardines y arbustos que le daban a la urbanización una singularidad especial.
Han pasado muchos años desde que los primeros habitantes de FONAVI I cultivaron en los espacios anteriores a sus casas buganvillas, rosas, claveles y geranios. Algunas viviendas fueron vendidas y una nueva generación más interesada en alquilar casa con cocheras y garajes empezó a usar los calmos pasajes peatonales como pistas por las que desplazan sus vehículos hasta sus puertas.
El desacato a las normas urbanas es evidente, son pasajes angostos que no fueron diseñados para tráfico vehicular, pasajes apacibles por los que a diario caminan cientos de personas, corretean los niños o pasean sosegados ciclistas distraídos y con la seguridad de que esos pasajes son lugares tranquilos.
Muchos vecinos de esa urbanización y muchos otros que son inquilinos han decidió convertir a los pasajes en autopistas, en caminos en los que puedan desplazar sus vehículos para hacerlos ingresar a ilegales cocheras que la ley impide se construyan en pasajes peatonales.
Pese a que la ley es clara en ello y que el Poder Judicial y el Ministerio Público ya se han pronunciado más de una vez sobre este tema algunos vecinos tercos y amparados en la ilegalidad de algunos funcionarios han optado por desacatar las ordenanzas dadas y refrendadas en más de cuatro gobiernos municipales y en más de diez resoluciones y sentencias judiciales.
¿Qué está pasando con la Municipalidad Provincial que ha optado por avalar la ilegalidad? Los intereses de los cajamarquinos están primero que cualquier interés mercantilista o arrendatario. Las urbanizaciones fueron diseñadas, a diferencia de las calles céntricas, para no tener el acceso de vehículos más que en su perímetro, modificar ello ahora es un acto ilegal.
El viejo cuento de que Defensa Civil no podría acceder en caso de una emergencia es una viejo ardid de zorros raposos y embusteros. La ley es la ley y el municipio no puede permitir que se vulneren los derechos de cientos de ciudadanos que decidieron construir sus viviendas en zonas tranquilas y calmas que hoy por culpa de una horda de infames pretenden convertir en autopistas ilegales.