No se trata de la letra de una cumbia de moda, son las palabras textuales del presidente Alan García, quien salió a dar una sorprendente versión sobre la postulación y renuncia de Mercedes Aráoz en medio de un sismo político en el Partido de la Estrella.
La renuncia de Mercedes Aráoz a la candidatura del partido aprista ha generado una serie de respuestas impensables. Primero ha quedado claro que en el APRA, aunque herido de muerte, existe la unidad que falta en muchos otros partidos y agrupaciones políticas. Pueden existir fisuras con matices de fracturas, pero aún así soportan la crisis hasta el momento.
Si bien parece que a Mercedes Aráoz se le subieron los humos al pretender desligar al escudero del aprismo, Jorge del Castillo, del coche electoral, es más cierto que hoy que ya todo está dado han salido los Pilatos del APRA a poner parches con rapidez y con cautela. Pilatos regordetes y hábiles y otros más de otras cataduras.
El presidente de la república, Alan García Pérez no ha esperado para salir a los medios y dar su versión, una versión ladina y sospechosa si la comparamos con su accionar en los últimos eventos internos del APRA en los que no se lo vio ni por casualidad y en donde en todo momento se mostró huidizo y con perfil bajo.
“Es lamentable que esto acabe de esta manera (...). Siempre les dije a los compañeros (...) que yo era favorable a escoger un candidato del partido. En la última reunión, les dije que levante la mano quien tenga el coraje de ser candidato, y nadie la levantó (...) Parece que hubo conflictos ahí... Yo me hubiera animado”, indicó, tras remarcar que él no la propuso.
Resulta sencillo ahora decir “Yo no la propuse” cuando en realidad el crecimiento porcentual de la intención de voto estaba estancado desde que se anunció a la simpática candidata. Además que, si bien es cierto que Meche Araoz tuvo un respaldo inicial, este fue efímero, no hay que olvidar que Jorge del Castillo fue la voz autorizada del APRA en los tiempos de crisis cuando Alan tuvo que huir por las azoteas hasta Paris y tuvo a cargo el partido aprista por años.
Por su parte el líder histórico Armando Villanueva del Campo no hizo esperar su insatisfacción ante los sucesos y de inmediato, pese a su estado de salud, le dio su respectivo jalón de orejas a Jorge del Castillo haciéndole recordar incluso el ejemplo de Víctor Raúl Haya de la Torre, quien en 1962 renunció a su victoria lograda en las elecciones generales por el bien de la democracia, ante el golpe de Estado que se iba a producir.
Decir ahora “Yo no estoy a favor…” resulta tragicómico, novelesco, poco creíble y denota con certeza la avaricia política y los tejes y manejes de la política contemporánea. Mientras el líder más conspicuo y respetado se debate en un estado grávido en una clínica limeña, los polluelos del aprismo parecen seguir en sus ajetreos electoreros contando muertos y heridos, sin darse cuenta que tal vez el herido más grave es el partido en sí.
Dos cosas han quedado claras luego de la renuncia de Aráoz: Primero que los invitados no pueden mandar en casa ajena y esa es una lección que la ex candidata debe haberla aprendido muy bien.
Segundo que Jorge del Castillo puede haber atravesado momentos tensos pero sigue siendo uno de los líderes del Partido Aprista. Si Alan fue desleal a su añeja amistad es discutible, pero es innegable que al final los temas políticos siempre tienen un acomodo de peso, de inercia… Y esta vez Del Castillo ha demostrado que después de tantos años en la política sigue moviendo bien los trebejos aunque las situaciones en apariencia le sean a ratos adversas.