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miércoles, enero 19, 2011

Palabras, palabras…



Homero Bazán Zurita, insigne intelectual cajamarquino,  autor de “Cajachismos” Nuestra laya de hablar, refiere que cuando le explicó a uno de sus amigos que intentaba compilar una serie de dichos cajamarquinos en un libro, el amigo le respondió: “Yasque”. Los cajamarquinos tenemos palabras muy propias que resultan de la fusión de vocablos, del apuro en pronunciarlos o de la simple derivación del quechua o más aún del culle (1).

“Las lenguas cambian de continuo, y lo hacen de modo especial en su componente léxico. Por ello los diccionarios nunca están terminados: son una obra viva que se esfuerza en reflejar la evolución registrando nuevas formas y atendiendo a las mutaciones de significado”, explica el autor de Cajachismos.

Y es por eso que los vocablos suelen tener una significación tan variada en el uso convencional y cotidiano del habla. Lo sucedido recientemente en la escena política nacional ha tenido una connotación especial por que ha generado polémica el uso de una palabra y la significación que a ésta se le ha atribuido tiene una doble acepción.

El Candidato de Solidaridad Nacional, Luis Castañeda realizaba una actividad proselitista y al ser consultado sobre la afirmación que hizo Carlos Bruce, en el sentido que sus ataques contra Alejandro Toledo son consecuencia de su caída en las encuestas. Ante la pregunta, Castañeda dio una respuesta que sorprendió a más de uno. “Bueno, esa es una loca… Es una loca afirmación que se hace al respecto. Entonces, yo paso por alto esas cosas. (Esas) afirmaciones totalmente locas”, de inmediato se corrió la noticia y todos criticaron la patanería de Castañeda.

Evidentemente Luis Castañeda Lossio hacía referencia a la sexualidad de Carlos Bruce haciendo uso de la palabra “loca” – con la que se denomina en el Perú a los homosexuales – El tristemente célebre dicho de “No hay palabra mal dicha, sino malinterpretada” no se ajusta en este caso, como no se ajusta en ningún otro, ya que el mismo refrán surge para justificar las tropelías rebuscadas que se hacen en el uso del lenguaje cuando se quiere hablar en doble sentido.

Un proverbio árabe dice que: Luego que has soltado una palabra, ésta te domina; pero mientras no la has soltado eres su domador.
Las palabras son los engranajes de las ideas, las ideas de los sentimientos y los sentimientos de lo que el alma expresa. Las palabras pueden herir más que la espada decía Robert Burton con mucha razón, por eso su importancia en el uso y en la dirección que a cada una de ellas le damos.

Cuando decimos “yanca”, cuando pedimos “yapa” y aún cuando pronunciamos nuestro cantarín “yasque” sabemos que cada palabra tiene una direccionalidad, una intención y que… lo más importante: La palabra lanzada es como la piedra, una vez dicha no regresa y puede herir, causar daño, porque así como las palabras pueden abrirnos las puertas del cielo también pueden hacerlo con las puertas del infierno.

El libro de Homero Bazán merece un estudio aparte, esa “laya” de hablar que cada uno de nosotros tenemos, tan única y singular, esa que heredamos de nuestros padres y amigos, de nuestro entorno, de nuestro diario hablar con esas siempre necesarias palabras, palabras.

(1)       Lengua indígena poco documentada anteriormente hablada en la sierra norte del Perú, en el área entre la ciudad costera de Trujillo y el río Marañón.

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