• Hace medio siglo que se publicó “El Río” obra cumbre de un joven que partió en la frescura de su vida.
Hace 50 años, un 8 de agosto, el joven poeta Javier Heraud Pérez publicó su poemario El Río, cinco poemas que lo inmortalizaron y lo convirtieron en un ícono de la poesía peruana. Tenía 18 años cuando publicó su poemario, faltaban tres años para su trágica muerte en un río de Madre de Dios cuando treinta balas atravesaron su cuerpo y lo silenciaron para siempre.
La poesía de Heraud ha sido analizada por la crítica literaria, desmenuzada en su forma y su fondo y aunque magistral, si tenemos en cuenta la juventud del poeta cuando elaboró su libro, tiene también muchos detractores que lo han criticado duramente. Uno de los más agudos ha sido sin duda el dramaturgo Alonso Alegría, quien compartió 9 años de su vida con Heraud, fueron compañeros de estudios en el colegio Markham, de él y su obra ha dicho “Con excepción de lo que ocurre en la música, mucha gente no cree en la precocidad de los poetas ni los dramaturgos. Yo he escuchado comentarios de que la poesía de Javier era muy prometedora, pero que no estaba madura, terminada. Él escribía como practicando, como preparándose para más adelante. Heraud no era un Vallejo, un Eguren o un Martín Adán”.
Luego agrega sobre su fama: “Y es que Heraud no tuvo tiempo para equivocarse, de meter la pata en lo suyo. Esa es la ventaja de morirte joven y de manera trágica”.
El poeta Marco Martos explica “Heraud fue un escritor completo que también tuvo algunos excesos. Pero hay que resaltar que en la historia literaria existen personajes llamativos por sus propias vidas. Y es que la muerte parece más injusta cuando toca a un joven. Si lo pensamos, en la tradición peruana solo hay dos casos así: Mariano Melgar y Javier Heraud”.
Pero la poesía de Heraud destacó porque era pura, el poemario que cautivó al jurado del concurso El Poeta Joven del Perú, en donde compartió el primer puesto con César Calvo, así lo demostró. Era innovadora en su momento y su técnica era de gran factura. Sin embargo en los poemas posteriores, en esos que se ven teñidos de revolución, la técnica decae notablemente y se vuelve trivial y tediosa. Mucho se he dicho de la muerte de ese joven que a sus 18 años, su metro ochenta de estatura y su clase miraflorina, murió cuando intentaba ingresar al Perú, su patria, clandestinamente con el ideal de cambiar el mundo.
La muerte de Heraud significó para la poesía latinoamericana una pérdida irreparable, sus versos anunciaban un gran camino poético. Cuando sucedió su asesinato todos los escritores del Perú emitieron manifiestos de protesta y solidaridad. El mismo Pablo Neruda hizo llegar a Reynaldo Naranjo una misiva conmovedora lamentando la muerte de tan insigne poeta pese a su juventud.
Probablemente Heraud intuía el triste final que se le acercaba, quizás eso lo motivo a escribir sus famosos versos:
Yo nunca me río de la muerte./ Simplemente/ sucede que/ no tengo /miedo /de morir/ entre/ pájaros y árboles…
Y así murió, entre pájaros y árboles, atravesado por treinta balas izando desde su alma la bandera blanca de la paz y la libertad.