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miércoles, octubre 29, 2008

Silencio y algo más



El miércoles 8 de octubre al promediar las 4 de la tarde falleció Hugo Garavito, personaje entrañable de la política peruana, y en verdad es difícil hablar de políticos que tengan la denominación de entrañables. A menudo la ausencia de uno de ellos del terrenal mundo, sin ser sádicos, nos causa alegría, y es que, entre tanta corrupción y mediocridad y falta de una casta política se hace oportuno mencionar a aquellos que hicieron que la política sea algo agradable y Garavito fue uno de ellos.
Se encontraba internado desde hace varios días, durante los cuales luchó por su vida. El también regidor por Lima logró mayor figuración mediática debido a su labor como asesor durante el gobierno del ex presidente Alejandro Toledo Manrique.
Personaje caricaturesco, fácil de querer sin conocerlo, bastaba leer sus obras para saber que era un personaje inhabitual en un mundo material y terrenal. De vestir desalineado, los puños de sus trajes devoraban sus manos y una correa casi siempre por encima del ombligo, era el antihéroe del político clásico. Sus balbuceos siempre felices, la antítesis de la formalidad y la seriedad de los seudo-políticos. Desde la muerte del ex - presidente, el cusqueño Valentín Paniagua, no se había sentido tanta tristeza en el mundo político peruano.
Su afán por defender a Eliane Karp lo llevó a ser un personaje muy imitado en los estudios de televisión de programas humorísticos, en los que, al contrario de los políticos comunes, se divertía a rabiar y compartía ese exquisito humor que lo convirtió en la cara buena del gobierno de Toledo.
Escritor y Periodista, ideólogo. En el 2001 ingresó a la campaña del ex mandatario Alejandro Toledo y luego pasó a formar parte del Comité Ejecutivo Nacional y secretario de ideología del partido de la chacana. Luego de ganar las elecciones, el analista político pasó a desempeñarse como Secretario de Comunicaciones y director de “El Peruano”.
Sin embargo, en el 2006 decidió alejarse de la agrupación liderada por Toledo Manrique debido a discrepancias con el secretario general del partido, Javier Reátegui.
El periodista se encontraba elaborando dos libros: uno de análisis a la crisis económica mundial y su repercusión en el país; y el otro, una novela histórica, libros que quedarán pendientes, en el limbo de la nada, como quedará pendiente esa sonrisa que anunciaba tiempos de paz cuando en el Perú todo ardía, que refrescaba el bullicio de los diarios cuando Garavito aparecía en persona en algún noticiero o en alguna imitación como “Hugo Garabato”, el risueño personaje que detuvo su última palabra, su última sonrisa y se marchó por ese túnel que conduce a las distancias insondables de otras dimensiones.

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